𝖂𝖍𝖆𝖙 𝖎𝖋 𝖙𝖍𝖊 𝕮𝖍𝖆𝖗𝖒𝖎𝖓𝖌 𝖘𝖎𝖇𝖑𝖎𝖓𝖌𝖘 𝖜𝖊𝖗𝖊 𝖌𝖔𝖔𝖉 𝖘𝖎𝖇𝖑𝖎𝖓𝖌𝖘?

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[¿Y si los hermanos Charming fueran buenos hermanos?]

Darling se revolvió, incómoda en su asiento, tratando de ocultar las manchas de tierra de su fino vestido azul de verano que se habían provocado en base a un pequeño intento de ayudar a Dexter a emparejarse con ella en el combate de espadas.

Su madre la examinó un segundo, con desdén, procuró no mencionar los bordes del vestido rotos. No estaba de humor para reprochar a su única hija por tal comportamiento.

La mirada de April Charming pasó de inmediato a Dexter, sentado justo a un lado de su hermana gemela, se encontraba nervioso y tamborileando los dedos contra sus piernas. También estaba lleno de tierra y los bordes de su chaleco se encontraban desgastados, pronto se iba a deshilar.

—Daring, acércate por favor —solicitó con voz firme.

No tenía que dirigir la mirada a su hijo mayor para darse cuenta que se encontraba frente al enorme espejo, a un lado de la enorme puerta del despacho de Lance Charming. Daring obedeció al instante, pronto se sentó en la tercera silla frente al escritorio y su madre, quien yacía de pie, los observó ahora a todos.

—¿Pasa algo, madre? —cuestionó Dexter, incómodo.

—Su padre insistió en que él, les diría. A la fecha no lo ha hecho así que decidí que lo haré yo —sentenció April Charming, analizando a sus hijos—. El Libro de Cuentos Legendarios se ha equivocado rotundamente.

Los hermanos Charming se observaron confundidos entre sí, siempre les habían vendido el Libro de Cuentos Legendarios como un dictamen de cómo debían suceder las cosas. Una y otra vez reiterando que debería ser un honor seguir con años de tradición.

—Esa cosa vieja falló. De nuevo —gruñó April, fastidiada.

Lo había meditado y hablado con Snow. El Libro había dejado de cumplir con los fines políticos debidos, había incitado a una mocosa ignorante a iniciar una especie de rebelión insignificante y para colmo, había confundido los destinos. Tal vez era hora de deshacerse de la incoherente tradición del libro.

Snow era una buena reina, encontraría la forma de no perder el control de la situación. Mientras tanto, April haría lo que fuera porque sus hijos no se vinieran abajo.

—¿A qué cuento dice el libro que pertenecemos? —cuestionó Dexter de la manera más cortés posible.

Se suponía que él no tenía cuento. Eso le había dicho alguna vez el director Grimm. Sin embargo, su madre no sólo había citado a Daring y Darling (quien tenía un cuento falso), esta vez, también había solicitado a Dexter.

—Darling va para el cuento de Blancanieves —indicó April, no le agradaba en nada la idea.

Darling frunció el ceño y Daring los observó a todos, atónitos por semejante noticia.

—Pero no me gusta Apple. Ella tampoco gusta de mi. No quiero —susurró Darling, exasperada.

—¿Acaso crees que a mí sí me gusta la idea? —replicó April. Sí, peleaba mucho con Darling, pero no quería verla siendo infeliz—. Snow trata de corregirlo. Vas a tomar las clases de heroística que siempre quisiste tomar, sin trampas, ni escondites. Con suerte, no vas a tener que firmar y tampoco quedarte con Apple White. —April entrecerró los ojos, luego suspiró— Ya sé que tú no quieres eso.

—¿Entonces no tengo que ser su príncipe encantador necesariamente? —Darling se abrazó a sí misma por un segundo.

—Si Snow puede arreglarlo, no.

—¿Y qué pasa conmigo? —preguntó Daring con una mueca.

—Vas para el cuento de la Bella y la Bestia —señaló April. Eso le resultaba peor que su hija fuera para el cuento de Blancanieves sin siquiera ser amiga de Apple White.

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2022 ⏰

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