𝖂𝖍𝖆𝖙 𝖎𝖋 𝕳𝖚𝖓𝖙𝖊𝖗 𝕳𝖚𝖓𝖙𝖘𝖒𝖆𝖓 𝖍𝖆𝖉 𝖉𝖎𝖌𝖓𝖎𝖙𝖞?

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[¿Y si Hunter Huntsman tuviese dignidad?]

Samuel Huntsman no podía dormir, de nuevo. Solo que esta vez el insomnio no era consecuencia de ideas extrañas como adoptar una vaca o tatuarse la nalga derecha. Esta vez, su cabeza abarcaba un tema mucho más importante: Hunter, su idiota hermano mayor y la relación con la princesa de Cinis, del cuento de Cinderella.

Samuel no tenía idea de lo que buscaba la chica, era una princesa de un cuento importante como el de la Cenicienta. ¿Veía a Hunter como su futuro Ceniciento?, eso era una ridiculez.

Su padre, Christian Huntsman estaba molesto con esa relación, en cambio, Samuel estaba disgustado y a la vez preocupado, tal como su madre, Adagny Huntsman. Solo que no sabían qué hacer para hacer entrar en razón: ¿Prohibir la relación? ¿Castigar a Hunter? ¿Desconocerlo hasta que corrigiera su comportamiento? ¿Golpearlo hasta acomodar sus neuronas? Sus padres habían considerado cada opción, sin embargo, no eran esa clase de familia.

Hasta que aquella noche, la idea de como corregir el problema le brilló tanto que le imposibilitó dormir. Su idea parecía tan perfecta que al cabo de un rato, saltó de su cama, recorrió el pequeño pasillo de la habitación y llegó hasta su compañero de cuarto y mejor amigo, Andrew Pendragon.

Andrew yacía tranquilamente dormido, abrazando una de sus almohadas y tirando baba como regularmente lo hacía cada que Samuel iba a molestarlo con alguna pendejada en la madrugada. A Samuel le gustaba molestarlo. Por eso se le tiró encima y decidió despertarlo, obteniendo un brusco empujón y murmullos inentendibles de su compañero todavía dormido.

Andrea, despierta —pidió Samuel, revolviendo a su amigo con brusquedad.

—Ya te dije que no me molestes cuando duermo —se quejó Andrew con su acento principesco, dándose la vuelta para no tener que lidiar con Samuel.

—Es urgente —Samuel empujó a Andrew y se recostó a un lado de él, quién aún se rehusaba a despertar—, es sobre Hunter. Necesito ayuda.

Andrew no contestó nada. Así que Samuel lo volvió a zarandear hasta que obtuvo un golpe por parte del mencionado, quien pese a estar sumamente somnoliento, lo atravesó con mirada asesina. De no sentirse tan agotado, trataría de asfixiar a Samuel en ese mismo instante, sin embargo, sus músculos no reaccionaba y por más que quería, él no era violento. Bueno, a veces, pero no con Samuel.

—Quiero dormir —masculló Andrew al cabo de unos segundos.

—Pero necesito tu ayuda, es imperativo.

Samuel había empleado el mismo tono que Andrew usaba al hablar, pero no era su culpa que en Camelot hablarán así.

—Ni siquiera sabes lo que significa esa palabra —replicó, disgustado.

—No, pero la usé en el contexto en el que tú la usas —Samuel sonrió triunfante—. Ayúdame.

Odiaba esa rutina. Samuel teniendo insomnio (regularmente por lo hiperactivo que era), saltando hacia su cama en la madrugada, despertándolo, para luego estar solicitando ayuda inmediata para alguna idiotez de poco contexto. Sin embargo, no se imaginaba una rutina donde Samuel no fuera odioso con él y hasta prefería a tener por compañero a alguien no tan alegre y no tan hiperactivo.

Como Mason Emrys el hijo de Merlín que llegaba a ser bastante cortante o Edward de Vil que era muy callado, ambos de su mismo país.

—¿Qué quieres? —cedió Andrew, como con cada ocurrencia de Samuel.

—¿Conoces algún lugar donde pueda retener a Hunter unas horas? —cuestionó Samuel, inocente. «¡¿Horas?!», pensó Andrew para sus adentros, eso sonaba a demasiado tiempo—. Tal vez solo una hora. Con suerte y no es difícil de persuadir.

What If [EAH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora