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Su primera cita.

¿Como llegamos a eso? Lo mismo se preguntaba Argentina ¿como aquel joven mexicano lo había invitado a salir?

México después de haber tenido varias oportunidades de interactuar con Argentina había decidido invitarlo a salir, aquel chico de cabellos cafes y ojitos bonitos había cautivado por completo su corazón, aprovechaba cualquier excusa para estar cerca de él y poder pasar un rato agradable platicando de cosas triviales.

Así habían llegado a una cita, Argentina No pudo negarse ante tanta insistencia por parte de México y porque también le gustaba su compañía.

Mexico iba a llevarlo a un lugar tranquilo, había planeado un pequeño pinic con cosas dulces y ricas que podrían gustarle al chico argentino, Argentina queria llevar algo también pero México se negó diciendo que él prepararía todo y que no se preocupara por nada, solo en traer sus pinturas y un lienzo pequeño para que pudiese pintar si es que el quería hacerlo.

Por supuesto, acepto el llevar sus materiales, seguramente algo se le ocurriría pintar estando con tal agradable presencia y en aquel ambiente, tal vez un campo junto a unas lindas flores quedaría bonito en su pared.

El mexicano pasó por él a su casa, lo ayudó a salir con cuidado y sostuvo su manita en todo momento, habían decidido irse caminando pues sus hogares no quedaban tan lejos al ser un pequeño pueblito.

Cuando llegaron a donde México tenía todo preparado ambos tomaron asiento con ayuda del otro, comieron un poco de todo, Argentina habia quedado enamorado de toda la comida que el mexicano había preparado, comió hasta que sintió que iba a reventar.

Platicaron de cuanta cosa se les ocurrió, Mexico descubrió que argentina podría llegar a ser muy hablador, estuvo con una sonrisa enorme en todo momento al lograr que hablara con el, pudo notar el entusiasmo del "ojitos bonitos" como lo había apod...

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Platicaron de cuanta cosa se les ocurrió, Mexico descubrió que argentina podría llegar a ser muy hablador, estuvo con una sonrisa enorme en todo momento al lograr que hablara con el, pudo notar el entusiasmo del "ojitos bonitos" como lo había apodado al hablar sobre las artes, juraba que podía escucharlo horas y horas hablar de la combinación de colores sin aburrirse.

Aún había mucha luz del sol, México le propuso que dieran un recorrido, le prometió que él cuidaría que no se fallera en aquellos terrenos y Argentina confió en el, caminaron entre los animalitos que estaban en sus corrales y en áreas un tanto apartadas, México le describía como era aquel lugar logrando que Argentina insistiera en querer pintar Justo ahí, junto a las vaquitas.

Las vacas eran unos animales preciosos al pensamiento de Argentina, animales como ojos bonitos y boquitas grandes, manchitas adorables, sin dudas quería pintar aquello.

México fue por sus cosas mientras que él esperaba en aquel lugar, escuchando a las vacas y sintiendo el sol golpear su rostro, cuando el mexicano llegó le acomodó las cosas y comenzó a describirle todo nuevamente, Argentina realizaba trazos suaves, México lo miraba atento, lo miraba con cariño.

El sol comenzaba a meterse después de un tiempo, Argentina habia terminado por suerte, era un hermoso cuadro con vaquitas, unas más cerca que otras y al lado de ellas una silueta de dos personas, eran México y el.

Iba a regalárselo después de haber hecho aquella cita una cita tierna en la cual se sintió bien, además de que se sentía un poco culpable por haber comido tanto y él no haber traído nada.

México le dijo que ya era momento de comenzar a irse pues pronto oscurecería, el chico argentino acepto y guardó todo lo que había ocupado con ayuda de su acompañante, antes de que ambos partieran del lugar se despidió de las vaquitas moviendo su mano en forma de despedida y diciéndoles un "Adiós vaquitas".

El joven de ojitos bonitos iba sentado en aquel auto que era del mexicano, estaba llevándolo a su casa, le había prometido que lo dejaría en la puerta de su hogar sano y salvo y eso estaba cumpliendo. Una vez estando fuera de la casa lo ayudó a bajar abriéndole la puerta y sosteniendo sus cosas, lo miró con confusión cuando vio que dejaba el cuadro en su auto.

—¿por qué lo dejas ahí wey? ¿Se te olvido o que?— Dijo México sacándolo del auto con cuidado pues aún estaba un poco fresco.

—Quiero que tú te lo quedes como muestra de mi gratitud por haberme invitado a salir, me divertí mucho hoy, gracias en verdad— Argentina sonrio sutil, con un ligero rubor en sus mejillas pues estaba avergonzado.

Se despidieron con un pequeño beso en la mejilla, después de eso Argentina entró apresurado a su casa, completamente apenado.

Por su parte, el mexicano se quedó viendo la la pintura en su auto por un buen tiempo, era su nuevo tesoro, tesoro que cuidaría hasta con su propia vida.

Por su parte, el mexicano se quedó viendo la la pintura en su auto por un buen tiempo, era su nuevo tesoro, tesoro que cuidaría hasta con su propia vida

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hola hola.

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El chico de ojos bonitos- mexargDonde viven las historias. Descúbrelo ahora