𝙋𝙧𝙤𝙩𝙚𝙜𝙞𝙙𝙖 𝙥𝙤𝙧 é𝙡:

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-"¿Ya regresaron?"— le preguntaste en un susurró.

-"No"—

Barnes se había atrevido a mantenerte desatada incluso después de que terminaras de comer, sin embargo, sabías que había una razón para su repentina suavidad. ¿Tal vez ha establecido un gusto por ti? probablemente no es un mafioso después de todo.

-"¿Qué haces aquí Aideen?"—

-"¿Disculpa?— levantaste tu cabeza por su pregunta.

-"¿Por qué estás aquí?"— su voz era profunda y áspera, y se tomo su tiempo con cada palabra.

-"Nueva York es mi hogar, ¿necesito permiso para volver?"— dices y abriste los ojos por la repentina valentía que habías tenido

Aparece una sonrisa en los labios de Barnes, en lo que sus ojos azules perforan tu piel, de lanza hacia adelante y un grito ahogado escapó de tus labios. Sus fríos dedos te agarran violentamente alrededor de tu cuello, acercándote más a su cara.

-"No me vuelvas a responder de esa manera, nunca más, ¿entendiste?"— dijo en lo que apretaba los dientes.

Sostiene su mirada por un momento o dos antes de soltar su agarre; caes al suelo, tosiendo fuerte, tratando de recuperar el aliento, se marcha furioso, dejándote sola en la habitación fría y aislada. Una lágrima rueda por tu mejilla, y sin embargo, no puedes ocultar la extraña sensación en tu estómago, ¿mariposas?.

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-"¡¿Por qué mierda está desatada Barnes?!"—

-"¡No me grites Rogers!"—

-"¡Suficiente!"— interviene Romanoff en lo que se pone en medio de los dos supersoldados.

La casa se vuelve tan silenciosa que podrías oír caer un alfiler. Sin decir una palabra, Barnes agarra su chamarra de piel y sale a pasos gigantes, cerrando la puerta con fuerza en su camino

-"Levanta las manos"— dijo Rogers en lo que te miraba fijamente.

-"N... no"— le contestaste en lo que negabas con la cabeza.

Romanoff y Rogers se intercambian miradas por tu aparente coraje -"¡ahora!"— gritó Rogers.

La habitación se estremece ante el boom de su grito, das un pequeño brinco, pero, sigues negando con la cabeza. Por lo qué él aprieta los dientes y saca una navaja del bolsillo de su traje, rozándote la rodilla, por lo que soltaste un grito.

Agarra tus manos mientras luchas contra su agarre, los sonidos de tus sollozos llenan la habitación mientras ata agresivamente tus manos al respaldo de la silla.

-"¡Por favor, no me hagas esto!"— suplicaste a través de las lágrimas -"¡por favor! ¡no iré a ningún lado! por..."—

-"¡Suficiente!"— gritó detrás de tí. Sellas tus labios inmediatamente, quejándote y sollozando bajo su agarre.

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Barnes regresó unas horas más tarde y te encuentra atada a la silla, con los ojos muy abiertos y lágrimas corriendo por tu rostro, da un paso adelante, manteniendo su fría mirada en tu cuerpo tembloroso. Sus manos se sienten frescas contra tu mejilla mientras limpia las lágrimas saladas.

De repente, levanta las manos y se aleja, dejándote sola cuando te sientes más vulnerable.

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Te despiertas con los ecos de las voces de los hombres que se encuentran detrás de la puerta.

-"¿Qué vamos a hacer con ella? ¿matarla?"—

-"A la mierda Rogers..., sí, tal vez lo haga, porque esa era nuestra misión, nos dijeron que la matáramos y mira lo que hemos hecho"—

-"Demonios Barnes, eso estás diciendo desde hace horas y no eh visto que has hecho un solo movimiento para hacerlo, entonces simplemente mátala y deja de quejarte"—

Tu cuerpo se pone tenso por lo que acaba de escuchar, pensar que Barnes que hace unos momentos se "preocupo" por ti, todavía quiere matarte, hace que cada célula de tu cuerpo se congele.

Viste que abrieron la puerta y entraron al cuarto, Barnes acerca una silla frente a ti.

-"¿Qué?"—

Sonrió ante tu intento de superioridad -"¿cómo dices?"— preguntó con una voz profunda, arrasando con tu débil intento de ser superior

-"¿Por qué me miras así?"— le dijiste en un susurro, sintiéndote pequeña de nuevo

-"Tu rodilla, ¿qué sucedió?"—

Bajas la mirada a tu rodilla, admirando la sangre seca sobre de ella, volteas a ver a Rogers -"no sé, pregúntale a él"— dices en lo que levantas una ceja

Soltó una pequeña risa entre dientes y te agarra de la barbilla -"te pregunte a ti"—

-"Me rozó la rodilla con una navaja"— 

-"¿Por qué?"— su voz era severa, afirmando su dominio sobre de ti.

-"No sé"— respondes en un susurro.

-"¿Por qué?"— gruñe, haciendo su agarra más fuerte.

-"Le respondí..., lo... lo siento"—

Él permanece en silencio, pero suelta su agarre al escucharte que te disculpas. Por mucho que le temas, te sientes... protegida por él; es como si supieras que no te hará daño.

Pero, sinceramente, puede lastimarte sin dudarlo, ese es el tipo de hombre que es..., no le importa si su dominio te asusta, o si su voz te hace temblar de miedo. A él no le importa nada de eso.

Se levanta de la silla y se aleja, dejándote sola con Rogers, la habitación está en silencio de nuevo, pero el silencio habla por sí mismo. Te mueves en tu asiento, con las manos todavía atadas detrás de ti.

-"Lo... lo siento"— dices en un susurro.

-"¿Por qué?"— dijo en lo que sonreía y alzaba una ceja.

Es como si disfrutaran viéndote sufrir y si que lo hacían.

-"Por responderte"—

Él asiente con la cabeza -"lo sé "— dijo en lo que se relamió el labio

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¿Cómo que ya estás sintiendo mariposas?, pero meno

Espero que les este gustando, recuerden votar, besos

The J.B. Mission (Bucky Barnes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora