𝙎𝙚𝙘𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙖𝙙𝙖:

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Barnes estaba caminando de un lado a otro, lanzando un encendedor dorado en sus manos, los sonidos nítidos del encendedor abriéndose y cerrándose estaban llenando la habitación.

-"¿Alguna noticia sobre Aideen?"—

-"Nada, la hemos buscado por todas partes en Nueva York y no está en ninguna parte, es como si hubiera desaparecido por completo"— dijo Romanoff en lo que negaba con la cabeza.

La habitación se quedo en silencio por milésima vez en el día.

-"Tiene que haber una razón por la que se fue, tiene que haber una"— dijo James en lo que soltaba un profundo suspiro.

-"Barnes, se fue porque somos la mafia, obviamente se iba a ir"—

Aunque era una buena razón para que te fueras, James sabe una cosa, no te irías sin dejar rastro, o al menos eso es lo que se dice a sí mismo.

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A 700 millas de distancia, es solo otro día normal para ti; café, televisión, siesta, caminar, café, televisión, siesta, caminar, ahora se ha convertido en una segunda naturaleza, a medida que pasan las semanas, fragmentos de James se apoderan de tu mente, repitiéndose una y otra vez, haciéndote cuestionar si huir fue la decisión correcta, pero lo fue...

"Hoy va a ser diferente" escuchas una vocecita en tu cabeza.

En lugar de seguir tu rutina habitual, decides agregar algo más a tu itinerario del día: atracciones turísticas, también podrías estar todo el día en Chicago, y así, decidiste ir a Navy Pier, saltando de taxi en taxi y dándoles generosas propinas al salir.

Después de aproximadamente una hora, finalmente estás parada frente al glorioso Navy Pier, que hoy está significativamente menos concurrido de lo que pensabas, de hecho, solo cuentas con dos hombres en un elegante traje negro admirando la vista, un momento, ¿en trajes? ¿hay algún tipo de boda aquí?, pero lo dejas pasar, después de todo, estás en la parte rica de la ciudad, donde los hombres generalmente caminan por las calles con trajes y ropa de diseñador, te recuerda a James.

A medida que el sol se pone y esparce un tono naranja sobre el mar resplandeciente, respiras el aire salado, permitiendo que se lleve todas tus preocupaciones, por un momento, finalmente estás en paz, por un momento, te sientes segura, por un momento, por fin puedes respirar...

Todo sucedió tan rápido, demasiado rápido, todo lo que puedes recordar es el dolor punzante e insoportable en tu abdomen, desplomándote en el suelo, llevas tu mano al abdomen y sientes la sangre caliente escurrir sobre tu mano, tu visión se cierra a los mismos dos hombres de antes envolviendo ropa alrededor de tu cabeza, y lo que sucede a continuación no es más que un mero recuerdo.

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Resulta que los hombres de traje en el muelle sabían que estarías allí, ¿quién los había enviado? ¿por qué te secuestraron? ¿por qué te dispararon?, las preguntas se apoderan de tu mente inconsciente y a la vez se llena de imágenes de James, borrando todo lo demás.

Tus ojos se abren lentamente, dolorosamente, estás dentro de lo que parece ser un almacén abandonado, enormes cajas de cartón y acero cubren el piso, el almacén parece viejo, la pintura descascarada en las paredes te da la razón, las luces del techo parpadean y parpadean en ritmos aleatorios, luchando por mantenerse, cuando vas a cubrir tu herida, no puedes, ambas manos están atadas hacia atrás, tus pies también están atados, alrededor de la silla en la que estás.

El pánico se apodera de tu cuerpo, tus ojos se abren como platos, comienzas a buscar un lugar por donde escapar...

"¡Algo, debe de haber algo, tienes que hacerlo!" te dices a ti misma en tu mente

The J.B. Mission (Bucky Barnes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora