S-23-04-2022

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Otra madrugada apenas durmiendo un poco. Se siente mal que los días pasan y la sigo extrañando como si apenas hubiera pasado un día desde que dejé de hablarle.
Me duele pensar que ya no la debo pensar...

Esto es estúpido. Me paso los días intentando que ella no exista en mi cabeza cuando claramente lo hace. Ahí está, esperando a que me descuide para volver a saltar a mis recuerdos y hacerme retroceder cada estúpido paso que he dado hasta el día de hoy... Y vuelvo a comenzar, desde cero y cada vez más a rastras rogando porque mañana sea el día en que deje de existir para mí, aunque a quien engaño, no se va a ir. La llevaré en la cajita de roble que guardo en un ladito del pecho.

El otro día soñé con ella. Me gustaba que podía agarrar su mano. Podía besarla y eso se sentía como que valía la pena... Despierto y ella no está. Quería volver él estómago, deseaba que estuviera ahí o al menos a través de mi teléfono. Poder verla en una llamada rápida para preguntarle cómo había dormido, porque yo, yo la estaba extrañando y la buscaba en mis sueños, ese espacio en donde sólo yo puedo controlar lo que sucede, pero a ella quien la controla de ir a escabullirse en mi mente.

Y de nuevo, aquí estoy. Tendido en mi cama, a las 3:09 de la mañana, escribiendo un poco a ver si eso me quita el insomnio... No funciona. El no dormir está presente. El. Insomnio es mi compañero fiel.

Sé que no debería y no lo hago, pero me gustaría escribirle. Hacerlo de vez en cuando me gustaría porque amaba platicar con ella.
Iría corriendo a buscarla con tal de poder tocar la punta de sus dedos con los míos...

Sufro.

La estúpida cama me quema. Todo se encuentra bajo mi temperatura, espero arder hoy en la noche aunque estoy seguro que llegará la maldita lluvia a refrescarme... Siempre llega la perra a apagar mis llamas.

Estuve viendo sus fotos. Me gustan, ella me gusta.
Me gusta como creo que nadie lo había hecho y me llevaré eso conmigo hasta que el fin del mundo llegue, porque claro, en mi estúpida inmortalidad, lo único que me queda es la destrucción masiva a ver si puedo no sobrevivir a ello.

Aunque qué más da, ya estoy muerto.
Ya estoy destruido desde que ya no puedo escucharla cantar a través de mi estúpido teléfono. Ya estoy en la mierda desde que el timbre de mi móvil ya no vibra cuando ella desliza sus dedos sobre su pantalla...
Estoy aniquilado desde que ella y yo ya no somos ella y yo, sino todo a parte.
Duelen esas palabras.

Bueno, supongo que es parte de existir, pero cada vez se hace más pesado.
Me digo a mi mismo que ella fue mi última oportunidad. Seguramente me equivoque, pero también me gusta creer que la quise tanto, que todo lo que podía ofrecer, ella se lo llevo. Le entregué mi corazón y lo tomó para sí. Sólo espero que al menos le quite el polvo de vez en cuando.

Suenan las hojas al caer en el techo de láminas que cubre el taller. La noche se agota, y yo también estoy cansado.
Supongo que antes de dormir, acomodaré mi colchón, bien pegado a la pared para poder sentir el fresco de los muros...

Se siente vacía la cama.

Tal vez signi5 que no hay más que eso.

notas de insomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora