Me cuesta un poco aceptar que estoy escribiendo algo para una persona que nunca conocí.
Me hubiera gustado escucharte decir mi nombre al menos una vez. Salir y platicar mientras me cuentas cómo en realidad estábamos más cerca de lo que noté alguna vez... O tal vez no, porque el tiempo es idiota y yo también, porque me quedé esperando a que llegara nuestro noviembre.Y aquí estoy, de nuevo, esperando a que llegue un mensaje que nunca sonará, un pequeño ding en el teléfono que me hará intentar una vez más.
Pero tus alas están sujetas a las nubes, lejos de mí. Me gusta verte feliz, te ves tan linds cuando sonríes.
Como sea, fue un gusto conocerte, aunque sea de lejos. Yo aquí, y tú al otro lado de la mesa.