Capítulo 2

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Estaba mirando a la bestia, al lobo.

Era negro, de un tamaño con diferencia mayor a los que había visto por el bosque.

Era un licántropo, como yo, como Álex, como mi familia, aunque era diferente a todos los licántropos que había visto.

Parecía tener magia, tenía una sensación íntima al verlo como si él fuera mi destino. Aunque se ocultaba entre los árboles, entre las sombras de estos.

Se me estaba acercando cada vez más y como respuesta mía di un paso hacia él, sin ningún temor a ser mordida o incluso asesinada por un animal salvaje.

Lo extraño de esto, era que los licántropos solo se transforman en luna llena o eso creía, porque yo en la última Luna llena pude experimentar que no era así. Cuando llegó la Luna llena no me transforme como de costumbre, no se me rompieron todos los huesos del cuerpo en el proceso de transformación, porque no hubo hasta que yo quise transformarme y cuando lo hice no sentí ningún dolor.

Alomejor éramos solo la excepción, a lo mejor éramos unos licántropos con una enfermedad, aunque la mayoría de ellos quisieran tener esta condición, yo pensaba que no podíamos ser así porque seríamos unos licántropos no de sangre verdadera.

Cuando estábamos a tan solo un metro, podiendo oler su aliento, él no hizo nada, solo se quedó ahí quieto mirándome y entonces sonó una rama crujir se.

No era por nosotros ya que estábamos quietos.

Gire la cabeza hacia donde provenía el crujido.

No había nada, absolutamente nada. Como si se hubiera volatilizado.

Pero lo más extraño fue cuando gire la cabeza hacia el animal que un segundo atrás tenía frente a mí. No estaba, se fue sin hacer ruido.

Era extraño todo esto, no paraba de preguntarme que por qué había visto a un lobo y este no me había hecho daño.

Y también porque cuando le ví sentí un escalofrío recorrer mi espalda desde la nuca hasta el inicio del trasero.

Y porque él, un licántropo, se había convertido en lobo sin ser luna llena y porque yo también podía hacerlo.

¿Qué había cambiado, qué había hecho para que sucediera?.

Sin darme cuenta ya estaba en casa y con Alex mirándome atentamente.

-Hola Anna, ¿dónde ha estado durante estas tres horas? - Dijo enfadado.

¿Tres horas habia estado fuera?

Que cojones. A ver, solo había dado un pequeño paseo pero, ¿tres horas?.

- He estado paseando, ni que me hubieran matado- dije con incredulidad.

-No realmente no estas muerta pero y si lo hubiera estado¿con quien me hubiera quedado, dime con quien? Porque te recuerdo que somos los únicos de nuestra sangre que quedan.-dijo enfadado.

-Alex lo siento, no queria preocuparte solo que se me paso el tiempo volando- dije apenada.

-Joder Ana como me dejes voy a donde tu estés y te mató yo mismo- dijo casi llorando.

Alex era un poco sensible con estos temas, ya que su padre, mis tíos, apareció cuando él tenía apenas ocho años.

Nos estuvimos abrazando durante unos minutos hasta que alguien tocó el timbre.

Al abrir la puerta pude observar a una chica con el pelo rubio-castaño, parecía natural, y esta no tenía muchas curvas, es decir, tenía pechos de un tamaño normal e igual con la cintura por lo que pude ver ya que lleva un crop top blanco que llevaba por encima de su ombligo, también llevaba unos pantalones rectos anchos y largos.

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora