□■□■□ Entre tantos callejones sin salida:
Aquella horrible sensación de déjà vu estaba perforando cada parte de su cuerpo y de su consciencia.
Se rehusaba tajantemente a que el gesto de nerviosismo en sus muslos fuese tan fiel al que tuvo en aquella vida olvidada. No podía permitirse que fuese el mismo que comenzó esa trágica historia de amor.
Rezó para que no fuese una advertencia por haberse involucrado en lo que no debía. Por el contrario, debería estar agradecido por la nueva oportunidad, ¿no?
La tentación de morderse las uñas y agarrar su mochila en un acto de cobardía aumentaron al corroborar el mensaje que mostraba su pantalla llena de notificaciones.
—¿Podemos hablar cuando las clases terminen? Te estaré esperando en el café junto a la facultad—
La única explicación sobre la forma en que aquel extraño había conseguido su número telefónico recaía sobre su propia responsabilidad.
Estaría tan tranquilo si sólo existiera la posibilidad de que se tratara de una persona que anotó mal el último dígito del número de uno de sus compañeros, pero no prestó atención en los dígitos escritos por la persona que le estaba poniendo los pelos de punta para poder descartar su participación en aquella convocatoria.
Quizás no creía en el destino o en la buena y mala suerte, pero sí es las coincidencias desafortunadas... y se aferraba a que ésta fuese una de ellas.
Analizó el cielo con paranoia, asegurándose así de que la brisa que lo acompañaba en su espera no era aún nocturna, sino que una cálida a causa del brillante sol afable de primavera. Sonrió para sí al percibir cómo los rayos de éste reposaban sobre su rostro.
Ni siquiera sabía cómo debía verse la persona con la que se reuniría, en su regresión jamás vio el rostro de alguno de los dos y su padre no tenía ni un pelo se parecido a Eleonora Borghi, a quien sí había logrado divisar a la perfección, algo que incluso le atormentaba en lugar de favorecerle.
Otra posibilidad latente sería que esa persona ya había llegado y esperaba una señal de su parte para sentarse a su lado. De cualquier forma, no llegarían muy lejos si no conocía su aspecto, entonces dicha señal jamás sería emitida. Suspiró al caer en cuenta que tampoco podía llegar y decirle Monsieur en pleno siglo veintiuno y, por supuesto, mucho menos estando en el corazón de Corea del Sur.
Cerró los ojos en un escaso intento de recuperar la razón a través del conteo lento de sus dedos. No obstante, la simple presencia del chico que acababa de ingresar al local fue suficiente para encontrar todos los motivos necesarios para retractarse a su perdición.
—¿Chenle?—
—Hyung— Terminó de decidirse por continuar la plática —¿Tus clases ya terminaron?—
—Sí. Ahora espero a alguien— Respondió aún demasiado ansioso para reparar en la mirada igual de inquieta del otro e intentar darle un motivo o fingir que le causaba algo de importancia.
—Yo también debo encontrar aquí a mi cita a ciegas— Bromeó más alegre y el más bajo le respondió con una sonrisa al recordar las serendipias que le había entregado antes aquel carácter tan volátil del chino.
La conversación fue tomando fuerza luego de varios minutos intercambiando preguntas sosas que escondían su interés real por el otro. Antes bien, comenzaron a disfrutar la compañía del otro y aquel inesperado reencuentro.
—Me parece que hemos sido plantados— Mencionó evidentemente más tranquilo —Tan sólo espero que tu jardinero no haya sido Jisung o tendré que tirarle la oreja—
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𝐿𝐴 𝑂𝑇𝑅𝐴 𝑀𝐼𝑇𝐴𝐷 𝐷𝐸𝐿 𝑁𝑈𝑁𝐶𝐴
Fanfic♡ Inspirado en el significado de la palabra coreana Jung 《Una conexión imborrable entre dos personas, tan fuerte que incluso no pude ser quebrantada por la distancia, el tiempo o el odio》 ♡ Feliz día del libro para todes, también le deseo un feliz c...