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Sabía que el azabache estaría sorprendido con sus palabras, pero no más que él mismo por la manera en que se sentía. Bang Chan le soltó los brazos para poder deshacer el nudo de su camiseta, la abrió y continuó los besos húmedos hacia el pecho. Las sensaciones que lo rodeaban con las acciones ajenas eran nuevas, confusas hasta cierto punto, pero que lo hacían sentir tan bien. Así que no evitó soltar leves suspiros de placer aunque intentaba cubrirse el rostro con sus manos.

No podía negarlo, estaba excitado, y mucho. El aliento del azabache contra su piel sensible, aquel fuerte olor a cítricos inundándole los pulmones y las atrevidas caricias en sus muslos, a pesar de ser aún sobre la tela, le encantaban por completo. De un momento a otro sentía que se iba a derretir de lo acalorada que se había vuelto la habitación. Tanto así que su lado animal gritaba por que lo dejara salir de una vez por todas.

Bang Chan entonces se levantó un poco para bajar y lanzar a algún sitio la única prenda inferior que cubría el delgado cuerpo ajeno. Su rostro se ruborizó de manera inevitable al encontrarse tan expuesto frente al mayor, pues era el primer y único alfa que lo veía de esa manera. Por ello intentó cubrirse con sus manos pero eso sólo causó que le tomara de las muñecas para dejar besos en la parte interna de sus antebrazos.

—Me encanta tu aroma —murmuró—. Es tan dulce que quisiera morder cada centímetro de tu piel

—¿De verdad te gusta? —Apretó con suavidad sus labios, admirando el espectáculo frente a él

—Gustar es poco —Le miró, deteniéndose por un momento—. Y junto a tus ojos color miel… resultas adorable y seductor al mismo tiempo —El castaño sintió que volvió a ruborizarse a pesar de que probablemente el sonrojo nunca se había ido

—¿Cómo puedes decir esas cosas con tanta facilidad?

—Porque es la verdad —Le soltó las manos para volver a colocarse sobre él

Estaba prácticamente desnudo frente a el mayor y sentirlo así de cerca con sólo una prenda impidiendo su completa unión le causaba sensaciones inexplicables por todo el cuerpo. Más aún cuando tuvo de nuevo los labios ajenos sobre los suyos, besándolo con una dedicación increíble. Así que llevó una de sus manos hacia la nuca ajena y atrapó un mechón de cabello entre sus dedos, sintiendo su cuerpo ser acariciado con delicadeza.

Un pequeño gemido escapó entre el beso cuando Bang Chan tomó con fuerza uno de sus muslos, e incluso tiró un poco de los cabellos oscuros ajenos ante la cercanía entre sus cuerpos, pues podía sentir casi a la perfección cuánto lo deseaba el mayor. Su lado animal estaba desesperado, tan excitado que lo único que pedía era consumar de una vez el acto. Pero para su sorpresa, ese mismo instinto ahora le hizo retroceder.

—No, basta —Le empujó

—¿Qué? —Frunció el ceño, ya con notable frustración

—Fue suficiente —Se recorrió un poco hacia atrás, con cierta dificultad, y tomó la prenda más grande para tapar su zona íntima. El mayor le miró casi atónito

—¿Por qué accedes y luego te niegas? —Se levantó, simplemente sentándose sobre sus propias piernas—. Es tan difícil

—No puedo evitarlo —También se sentó, casi dándole la espalda, para esconder mejor su desnudez bajo las prendas. Entonces Bang sonrió

—Claro, pero qué tonto soy —Peinó su cabello hacia atrás—. A los felinos les encanta este juego

—¿Qué? —Pero antes de que pudiera girarse, el azabache lo empujó contra la cama, quedando arriba

—He actuado tan paciente por ser híbrido de lobo, pero no vas a cooperar si no actúo como uno de los tuyos —Le descubrió por completo uno de los hombros

Red Silk [Chanho] MiniFicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora