𝗱𝗮𝘆𝗹𝗶𝗴𝗵𝘁 ━ ❪jasper hale❫

𝗍𝗁𝗋𝖾𝖾

DAYLIGHT
❪-txnatblack❫
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2005

La vida había sido cruel con ella. La vida le había quitado más de lo que podía soportar y sin embargo, ahí estaba, intentando de nuevo. Miró el acantilado por tercera vez, no tenía intenciones de retroceder... su mente solo la incitaba una y otra vez, recordándole de manera continua y cruel que ella estaba sola y que su vida no servía de nada para el mundo. Las olas golpearon las rocas con fuerza y sus oídos hicieron caso sordo a ello. Sus manos estaban ligeras contra sus costados y su corazón ardiendo quieto en busca de volver a latir.

Miró a su alrededor, un hermoso paisaje marítimo con un leve atardecer cubierto por las densas nubes de aquel insólito lugar. El sonido de sus ojos parpadeando una y otra vez, intentando sentir una sola lágrima que pudiera deslizarse por su mejilla, pero en cambio solo recibía la soledad y el recuerdo de lo que era alguna vez llorar de verdad. Su labio inferior tembló ligeramente y sus piernas estaban quietas, casi congeladas en el mismo lugar, impidiendo que su desesperación la llevara a dar nuevamente ese paso.

Miró al cielo, rezando a Dios por regresarle el alma que le fue arrebatada alguna vez, pidiendo y casi rogando que le quitara esa agonía en su pecho y en el fondo de su ser. Y la respuesta fue nula. No hubo nada. Ni Dios, ni el destino, le iban a regresar su vida. Nada le podría regresar a su familia. Nada le regresaría su amado esposo y mucho menos, el niño no nacido que alguna vez estuvo en su vientre. La única oportunidad de tener su familia, se fue a la borda como sus esperanzas de recibir un milagro.

Su mirada rojiza, una vez más, cayó sobre el precipicio, su cuerpo se llenó de valentía y dio un par de pasos lentos y calculados. Necesitaba llegar al borde y lanzarse, solo era eso; pero antes de que todo la valentía la pudiera impulsar, estando a sólo milímetros del borde, sintió la mano dura y grande de Andrew sobre su brazo, tirando de ella hacia atrás.

—No va a funcionar —la voz firme del patriarca hizo eco en sus oídos y ella suspiró.

Lo sabía. Lo había intentando infinidad de veces, había intentando acabar con el monstruo que era, con la intención de dejar de ser quien era y estar al fin en descanso. Su pobre mente no había podido eliminar ni un solo maldito recuerdo de su vida humana como los demás de su especie, ella tenía vividamente cada recuerdo en su mente, latiendo con fuerza como una manera horrible de torturarla una y otra vez.

—Sólo quería intentarlo —logró susurrar ella, aún sabiendo que el español la escucharía.

—Lo sé —murmuró Andrew, antes de rodearla con sus brazos. Su figura quedó aprisionada y se soltó a llorar en silencio.

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Forks parecía ser la opción más tentativa para la familia Grimaldi. Genoveva había dado con el lugar de manera momentánea en una visión, era como si todo su futuro y las cosas buenas pudieran salir de ahí. Lo que no contaban eran con los grandes acantilados y con la mayor de los hijos adoptivos de estos jefes de familia. Millicent, normalmente tenía tendencia a intentar acabar con su... naturaleza, con la excusa de querer descansar en paz. Para nadie era secreto que ella se odiaba a sí misma, más de lo que odiaba su vida, porque bien, su vida no era mala, solo no era la que ella quería.