Hey, ¡chico repartidor! - jaywon

cinco.

╰ ▻ J a y  P a r k  🕷

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Jay y Sunghoon se encontraban caminando por los pasillos junto al novio del segundo. Habían terminado de comer, así que salieron a pasearse mientras esperaban que el receso terminara.

— Sunoo y Ni-ki no pierden el tiempo —rió Jake al recordar como ambos desaparecieron de la cafetería— 

— Nosotros tampoco deberíamos hacerlo —murmuró Sunghoon al oído de éste—

— Malditos hormonales, no enfrente mío —se quejó el pelirrubio mientras la pareja reía—

— Déjalo Hoon, está frustrado porque no tiene a nadie —sonrió burlón—

— Es cierto, perdió a su querido repartidor —soltó una carcajada—

— Cállense, par de idiotas, y se supone que son mis amigos —dijo indignado—

— Veré si consigo info de tu querido Jungwon —dijo Jake— Ahí te ves, Park.

Dicho esto, la pareja desapareció de los pasillos tomados de las manos. Quién sabe a dónde se irían y qué harían, pensó el pelirrubio. Nuevamente estaba solo, él y su maldita soledad, hasta que...

— Uh, lo lamento mucho, ¿estás bien? —dijo Jay rápidamente luego de chocar con un chico pelinegro—

— Yo... Este... Sí, sí, estoy bien —respondió el chico mirando al más alto—

— Que bueno —murmuró el pelirrubio— En fin, si está todo en orden, me voy —dijo dándose media vuelta—

— No, no, espera —exclamó aquel chico tomando la manga de su uniforme— Lamento incomodarte, pero, ¿no has visto a un chico más o menos de mi estatura pasar por aquí? —el mayor negó desconcertado— ¿No? Venía así todo enojado, estaba que echaba humo por las orejas. —explicó mejor—

Aquella frase hizo reír al pelirrubio.

— Nop, no he visto a ningún chico antes, quizás se fue por otro lado —respondió—

— Mhm, tal vez. Jungwon suele desaparecer así... —murmuró el pelinegro para sí mismo casi inaudible, al caer en cuenta de que seguía junto al mayor se sobresaltó y carraspeó un poco— Bueno, yo me voy, fue un gusto —dijo haciendo una reverencia—

Y sin más se fue.

Jay siguió caminando para ir a su clase, pues, el timbre indicando el fin del receso ya había sonado.

— Espera... —estando ya en frente de la puerta de su salón, Jay frunció el ceño y abrió la boca— ¿Acaso dijo Jungwon?