Manolo Matamoros, un pobre desgraciado

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En Montellano, el diecisiete de marzo de 1980, nació Manolo Matamoros: un niño de cabello castaño y ojos oscuros criado en el seno de una familia tradicional y católica. Tenía un hermano mayor llamado Paco Matamoros, quien nació siete años antes que él, en 1973.

Este niño fue creciendo poco a poco bajo los valores que sus padres le fueron inculcando, o intentaron inculcarle. Fue siendo malcriado paulatinamente hasta convertirse en una persona totalmente caótica. Además, le iba mal en los estudios, pasando la mayoría de sus días en la calle, donde verdaderamente aprendía de la vida.

Sus padres no podían permitirse el lujo de tener dos hijos y conservar su dinero al mismo tiempo, así que al final, se arrepintieron de haberlo tenido. Lo maltrataban y abusaban de él como si fuera su esclavo, mientras que al otro le daban todo lo que pedían.

Un día, sus padres intentaron recuperar el dinero que tenían antes de haber tenido a Manolo, y por un golpe de impaciencia, decidieron acudir a unos prestamistas. Estos prestamistas les prestarían el dinero por una semana, y si no lo devolvían antes, morirían de la forma más abrumadora posible.

Una semana después, los padres de Manolo no pudieron devolver el dinero, por lo que esa misma tarde aparecieron dos personas enmascaradas y totalmente irreconocibles en su casa. De repente, se escucharon tres pares de disparos provenientes de lo que parecían ser dos pistolas diferentes. Justo después de eso, desaparecieron, dejando los cadáveres en el suelo, totalmente llenos de sangre.

Paco Matamoros presenció todo desde la ventana de su habitación y llamó a la policía y a su hermano, quien en ese momento estaba en el instituto.

Sacaron a Manolo de la clase y le dijeron que tenía que hacer una llamada telefónica urgente. Como mencioné anteriormente, era su hermano Paco diciéndole que sus padres habían sido ingresados en urgencias hacía unos minutos. Justo después de escuchar eso, corrió al hospital sin cansarse, como si alguien lo persiguiera.

Llegó al hospital quince minutos después de la llamada, donde desgraciadamente ya habían dado la noticia de que sus padres habían fallecido. Manolo empezó a llorar desconsoladamente, no podía creerlo, un día normal, el quince de abril de 2017, sus padres habían muerto. Ese mismo día, juró que vengaría la muerte de sus padres, fuera lo que fuera que pasara, estaba dispuesto a conseguirlo.

La policía inició una investigación en la casa de Montellano y encontró una nota en la que los progenitores de Manolo y Paco se despedían de ellos.

Ellos sabían perfectamente que no iban a terminar de pagar el préstamo, pero cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. No podían devolver la cantidad de dinero ya que tenían que pagar sus intereses, que no eran pocos, y el banco no les prestaba ni un euro más.

La policía entregó la nota a Manolo y Paco, la cual este último leyó en voz alta con lágrimas en los ojos:

"Queridos hijos,

Siempre hemos querido lo mejor para vosotros pero hemos cometido un error que nos va a costar la vida. Decidimos acceder al servicio de unos prestamistas que nos van a quitar la vida por no poder devolver el dinero que nos prestaron. Solo os podemos decir que suelen ir de traje negro y tienen acento italiano, por favor, haced llegar esta información a la policía para que nuestra muerte no quede en vano. Cuando estéis leyendo esto, ya no estaremos, pero recordad que siempre os querremos y estaremos en un lugar mejor. Os cuidaremos desde arriba por siempre.

Os queremos,

Papá y Mamá"

Automáticamente después de leer esto, ambos hijos echaron a llorar y se lo comunicaron a la policía, los cuales les contaron que ya habían leído la carta antes que ellos.

Manolo, aunque siempre se había sentido una carga para sus padres, los quería muchísimo y hubiera hecho lo que fuera para evitar esa muerte.

Pocos días después, se celebró el funeral, al cual tenían que ir para decirles un último adiós. Fue toda su familia al entierro y allí, Manolo y Paco, se encontraron con sus primos después de hace mucho tiempo. Casualmente, uno de ellos se había mudado a Italia hace poco, donde tenía una casa y un trabajo estable.

Estamos hablando de Santiago Matamoros, uno de los primos mayores en los que se podía confiar. A Manolo se le ocurrió la mejor idea de su vida y empezó a hablar con todos sus primos.

Todos ellos eran mayores que él o le igualaban en edad y les comentó su plan. A muchos de ellos les convenció y decidieron irse a vivir a Italia, a un bloque de apartamentos que Santiago conocía y podía permitirse alquilar tres de ellos.

Después de varias discusiones con algunos tíos y tías, los menores de dieciocho años se quedaron en España, mientras que los otros, todos mayores de edad y Manolo con tan solo diecisiete años, se apuntaron a un curso intensivo de italiano, hicieron la maleta y compraron su viaje a Italia.

Dark CripsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora