Los Crips, una banda bastante desorganizada

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Llevaron a Manolo y a sus familiares a una casa abandonada del barrio para hablar de temas importantes. Ya cuando llegan, les recibe Roman junto a otra persona que parecía mucho más tenebrosa.

No tardaron en darse cuenta de que esa persona era su superior, todavía había alguien por encima del rango de Roman. Nadie sabía su nombre y solo se le llamaba por seudónimos. Según su apariencia, muchos le llamaban "Pelopincho", aunque a él no le terminaba de convencer.

Después de hablar un poco entre todos, finalmente se sentaron a hablar todos en una larga mesa. Roman comentó que ellos eran una banda criminal que se dedicaba al tráfico de estupefacientes como el cannabis y la cocaína. Dijo que se hacían llamar "Crips" y que solían ir de azul, pero que al ir a los sitios de plantación debían ir con otro color para no dar ninguna sospecha. Esto les viene de maravilla a la familia Matamoros, ya que querían empezar a marcar territorio con su color anaranjado.

Después de hablar todo, Pelopincho les entrega un mapa de la ciudad con varias marcas donde debían ir. Las cruces azules eran los sitios de plantación y las cruces blancas eran los sitios de procesado y embolsado de la sustancia.

La misión de la familia Matamoros era recolectar drogas sin que ninguna otra banda o la misma policía se enterara. Al principio, todo fue un poco caótico y casi los descubren.

Mientras estaban plantando cannabis, apareció la Polizia Provinciale por un chivatazo que supuestamente alguien dio. Todos estaban sorprendidos porque sabían que ninguno de ellos había sido y no habían levantado sospecha en ningún momento. La policía los arresta y los llevan a un sitio donde querían sacarles información para iniciar una investigación.

Cuando empiezan a investigarlos, cada persona dice una versión distinta de la historia, pero ninguna era la real. A excepción de Manolo, que fue con la verdad por delante desde un principio afirmando que no iba a soltar nada por la boca.

"Te recomendamos que hables o tu pena podrá ser mayor", dijo la policía.

"Nunca diré nada, me niego a ser un chivato", dijo Manolo.

Entonces, cuando todos terminan de ser interrogados, los policías, los cuales iban enmascarados, se quitan la máscara. Resultaron ser los Crips, que les habían puesto a prueba y la habían pasado con éxito.

Con este hecho, los Crips confiaron en la familia Matamoros y les empezaron a pagar por sus servicios con dinero o armas, según lo que ellos prefirieran. Al principio eligieron armas, ya que la renta de sus casas no tenía que ser pagada debido a que lo pagaba la banda y después empezaron a interesarse más por el dinero para lograr irse por fin de ese problemático barrio.

Un día, Manolo decidió ir solo a embolsar cannabis para ir acelerando el proceso. Cuando llegó, se encontró con dos personas armadas. Sacó el arma y los apunto preparándose para cualquier tiroteo que fuera a ser causado. Pero, cuando se dieron la vuelta, dijeron:

"¡Tranquilo, tranquilo! No queremos pelea, solo venimos a trabajar"

"¿Cómo os llamáis? Quiero que dejéis vuestros DNIs sobre la mesa, ¡rápido!", dijo Manolo.

Ellos obedecieron y, según las identificaciones, uno se llamaba Johnny Smith y el otro Tom Smith. Al parecer eran unos hermanos británicos que solo hacían su trabajo.

"Vais a trabajar para mi, ¿de acuerdo?", preguntó Manolo con agresividad.

Ambos aceptaron por miedo a ser disparados y empezaron a embolsar mientras que eran vigilados por la penetrante mirada del, para ellos, desconocido.

Pero repentinamente se escuchan varios furgones de la policía fuera del edificio con altavoces que repetían:

"Polizia di Stato, salgan con las manos en alto"

Manolo dejó de apuntarlos y se pusieron de acuerdo para salir de ahí juntos. Les contó el plan y les dijo que simplemente le siguieran.

Salieron del edificio rápidamente, con varias bolsas llenas hasta arriba de droga y en un pequeño tiroteo, lograron acabar con uno de los policías que cubría uno de los furgones robándolo. La policía al ver que uno de los furgones se va, empieza a seguirlos.

"Mierda, nos siguen. Estamos jodidos, pero confiad en mi, aunque sea joven tengo experiencia robando vehículos", dijo Manolo.

Después de media hora de persecución, los lograron perder en un callejón sin salida. Pusieron el vehículo mirando hacia fuera mientras salían por la parte trasera. Entraron en el edificio que estaba al final de la calle y empezaron a saltar de azotea en azotea hasta perderlos.

Al final, los perdieron y cada uno se fue con su mercancía. Colaboraron muy bien y se compartieron los números de teléfono para trabajar juntos de nuevo.

Manolo tenía la mercancía que los Crips exigían a toda su familia como último trabajo en el maletero de su coche, el cual estaba en el garaje de su casa.

Aunque el día de la fecha de entrega de esta mercancía sucedió algo, algo horrible.

Dark CripsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora