Messed Up +18 | JiChen

1. Hot Sauce.

Las noonas realmente eran personas crueles a veces, jugaban con su cordura, lo hacían enloquecer.

Ese día habían tenido las pruebas de vestuario para la grabación de Hot Sauce; algunos miembros estaban en los vestidores, arreglándose y probándose una sobre otra prenda mientras que otros como JiSung habían terminado unos minutos antes. En fin, ¿Por qué las noonas eran crueles? Por el maldito vestuario que le hicieron probar a ChenLe.

Tenía una falda a cuadros con una camisa negra, un suéter negro y accesorios.

—¿Dónde están los pantalones? Las fans se volverán locas por verte así.

—Estamos buscando uno que logre encajar con la falda. —Dijo una de las noonas.

ChenLe sonreía con gracia mientras se veía al espejo.

—Creo que ví un pantalón de jean que le iría bien allá afuera. —Agregó otra.

Las tres decidieron ir a buscarlos, dejando a JiSung y a ChenLe completamente solos.

El menor se lamió los labios mirando los lechosos muslos delgados de su amigo, hasta ese momento no había notado lo lindos y apetecibles que se veían.

En un momento determinado, ChenLe se inclinó para recoger algo de su bolso, dejando ver su trasero cubierto por la ropa interior.

JiSung inevitablemente le dió una fuerte nalgada. Ante el golpe el más bajo apoyó las manos contra la pared y soltó un jadeo.

—¡Auch! ¡Esa mierda dolió! —Exclamó acariciando su trasero.

Era tan caliente ver cómo se había marcado su mano en la zona que había golpeado, era como estar tocando sin la necesidad de hacerlo.

Se giró para enfrentar a este, se encontró con JiSung sonrojado y una pequeña tienda armada entre las piernas.

ChenLe frunció el entrecejo para luego reír.

—¿Te gusta?

—¿Qué?

—Lo que estás mirando.

JiSung acercó una mano y apretó el dichoso muslo; se estaba volviendo inevitable no tocar.

—Son preciosos.

ChenLe lamió sus labios y carraspeó con suavidad.

—Supongo que por eso me tocas tanto.

Si JiSung era sincero consigo mismo, le diría que ve muy atractiva la idea de cometer algún acto sexual con su mejor amigo; no sabía desde cuándo, simplemente quería dominarlo, marcarlo y que este lo ahorcara con sus piernas. No era algo nuevo, venía luchando con ello por unos cuantos meses. De alguna manera su toque tranquilizaba sus ganas, por eso siempre lo abrazaba y daba besos en su cuello y espalda; ChenLe solía cerrar los ojos y acariciar su cabello ante estos toques.

—La adolescencia te tiene hormonal. —Dijo el chino.

—Soy un adulto.

El castaño claro negó.

—Apenas puedo aceptar que no eres un niño, ahora quieres que te diga adulto. No, JiSung-ah, eso no pasará por ahora.

El más alto se levantó y lo abrazó por su pequeña cintura.

—Estás demasiado caliente... Estás desesperado, ¿Cierto, JiSung?

Este asintió.

—¿Tomaste algo?

Negó.

—Para ser sincero, esta presión en el trasero también me está provocando. Se siente rico.