Prólogo

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Si en un principio aparentó estar lleno de luz solo fueron unos instantes, porque siempre y según él, desde su nacimiento fue así, hundido en la oscuridad, y nadie lo podía sacar de allí, porque por más que tirasen de él para mínimamente mantenerl...

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Si en un principio aparentó estar lleno de luz solo fueron unos instantes, porque siempre y según él, desde su nacimiento fue así, hundido en la oscuridad, y nadie lo podía sacar de allí, porque por más que tirasen de él para mínimamente mantenerle colgando del acantilado entre el abismo y la luz, siempre terminaría cayendo, porque mientras más palabras bonitas, más eran las cortadas, mientras más miradas lindas, más eran los rasguños, mientras más abrazos cálidos, más eran los raspones, agujas clavadas en su pecho, atravesando de lado a lado su tan oscuro corazón, pero que Takemichi sabía que muy en el fondo había algo resplandeciente, pequeño pero brillante, un mínimo rayito de luz, el cual él mismo se haría cargo de multiplicar, porque la culpa no la tenía él, porque en un mundo lleno de engaños él pasaría por un ángel, porque cuando aquellos solo eran unos niños, y a los niños no se les culpa.

¿Inocencia? Eso es algo que a Mikey parecía alejársele, como si fueran las dos partes de un imán que no se atraen, sino que se evitan, yendo por caminos distintos, terminando por guiar a Mikey por el mal camino, ese lleno de asesinatos, robo, fraude, droga, pero sobre todo, tristeza y soledad.

Mikey se alejó de todos, porque por más que lo intentara siempre era igual, todo aquel que se atrevía a estar a su lado por solo unos instantes terminaba muerto, era como una maldición, una realmente mala que definitivamente debía ser arrancada de raíz.

Pero ahí estaba él, obligándole a luchar contra su oscuridad, batallando para hacerlo permanecer en la luz. Y no se cansaba, su firmeza parecía no tener fin, pero Manjiro tenía paciencia, y a diferencia de la determinación de Takemichi, esta sí tenía límites.

Y aunque lo intentó, una, otra y otra vez, todo fue en vano, cada vez eran más los que lloraban, más los que perdían, más los deprimidos, los dañados, los fallecidos. Y él no lo permitiría, porque tuvo que ver morir a Shinichiro, Emma, Draken, Izana y ver la muerte de Baji frente a sus ojos para darse cuenta.

Pero era tan difícil dejarle atrás, tan difícil alejarse de él, porque además de cariño y amistad, amaba a aquel que llamaban su "protegido", Hanagaki Takemichi.

Cada vez que osaba a levantar la mirada y fijar sus ojos en los contrarios, esos tan intensos y azules como el océano, sentía su mundo dar vueltas, los sonidos de su alrededor se apagaban y sentía que ellos dos eran los únicos en el universo, su corazón latía fuerte, su respiración se cortaba, no sabía cómo explicarlo, entonces solo sintió algo, miedo, y solo quiso una cosa, escapar.

Le dolió, su corazón se estrujó en su pecho, y no una sola vez, fueron incontables veces, todas en las que tuvo que aguantar las ganas de gritarle a todos por su insistencia en quedarse a su lado, pero el debía apartarlos, no quería hacerles daño, no a ellos.

Solo hubo alguien a quien que permitió quedarse, porque no parecía inmutarse ante absolutamente todo lo que decía, por más hirientes que fueran las frías palabras que salían de su boca, por más miradas de odio que le enviase, Sanzu no parecía doblegarse ante ellas.

❝𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓❞🔞[𝐌𝐈𝐊𝐄𝐘 𝐗 𝐓𝐀𝐊𝐄𝐌𝐈𝐂𝐇𝐈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora