❝𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓❞🔞[𝐌𝐈𝐊𝐄𝐘 𝐗 𝐓𝐀𝐊𝐄𝐌𝐈𝐂𝐇𝐈]

Golpes, rabia y dolor

⚠️Advertencia⚠️

Mención de personajes no pertenecientes a Tokyo Revengers.

—¡Señor, señor!, ¿por qué tiene usted un arma?

Dirigieron su mirada sorprendida hacia aquella menor, sus cabellos eran rosa, cortos hasta sus hombros, y tenía unos grandes ojos verdes, brillantes como dos esmeraldas, pero estos estaban enrojecidos y húmedos, parecía que recientemente había estado llorando.

El corazón de Takemichi latió rápido cuando vió aquella arma en manos de la pequeña, ambos paralizados por unos instantes, de pronto viendo al ser que salvaría sus vidas.

—¡Anya!, ¡ven aquí! —corría aquel pelinegro con desesperación, siendo seguido por aquel chico de mechas rubias, aliviados al ver a la pequeña allí, si Chifuyu llegaba a enterarse que la habían perdido estarían muertos.

—¿Kei? —pronunció la menor con un tono infantil, Takemichi entonces reaccionando, arrebatando el arma de sus manos de golpe, pronto viendo al de afilados colmillos llegar a ellos.

—¡¿Takemichi?! —Kazutora y Baji se sorprendieron al verle allí, mientras tanto, el de mechas tomando a Anya entre sus brazos, abrazándole, cerrando sus ojos con fuerza sintiendo su cabello en su rostro, sin importarle en lo más mínimo.

Anya rompió un llanto de un momento para otro, golpeando tan fuerte como sus pequeños puños permitían a el hombro de Kazutora, enojada y asustada por haberse encontrado sin rumbo minutos antes.

—Tranquila corazón, no llores ¿si?. Ya estamos aquí —intentaba calmarla el de ojos ámbar, su mano acariciando su cabecita acostada en su hombro, Baji pasando su mano por su espalda, ambos viéndoles con preocupación.

La boca de Takemichi estaba totalmente abierta.

—¿Q-....? —no sabía exactamente qué  decir o preguntar.

Entonces observó hacia donde se suponía que debía estar Mikey, para saber cuál era su reacción, sin embargo, ya no estaba allí.

—¡¿Mikey?! —se alarmó de pronto, levantándose de su lugar, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo, y de pronto volviendo a ver el arma en su mano, un muy mal presentimiento se apoderó de su mente.

—Takemichi, ¿cómo estás? —el de orbes ámbar le sonrió mientras la menor se calmaba cada vez más.

—¿No lo vieron? —buscaba con la vista al de cabellos blanquecinos, pero no había rastro de él.

Los otros dos se miraron entre sí, sin entender su comportamiento.

—¿A quién?

—¡A Mikey! —les respondió, comenzando a desesperarse como hace unos minutos atrás.

—¿Mikey? —Kazutora se paralizó en su lugar, su corazón comenzando a latir frenético de pronto, Baji le miró con angustia, sabiendo todos los pensamientos que comenzaban a inundar su mente.