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— Ah.... ¿Como empezar? Hace muchos años, existía un Reino. Dicho Reino era conocido como XianLe... — empezó, pequeñas luces comenzaron a tomar formas, conforme su relato iba avanzando.

Mostró la vida del Reino, al príncipe heredero, a su desastroso primo menor, la ascensión, la llegada de un padre en busca de ayuda, los vestigios de una guerra, como un Dios bajó en busca de arreglar un desastre, sus infortunios, sufrimientos. Mostró como la gente puede ser tan ingrata como para hundir a alguien que estuvo dispuesto a sacrificar todo para salvarlos, solo porque no obtuvieron lo que quisieron.

Contó la vida de un joven que por mala suerte, se arruinó, pero aún así, no se rindió y siguió adelante. También contó la historia de un hombre que murió cegado por el odio.

Contó como se convirtió en un ser sediento de venganza, tirando a la basura toda su buena fe y humanidad cuando todos los que apreciaban fueron arrastrados por su desgracia, cuando lo único mal que hicieron fue estar a su lado. Contó dos casos completamente diferentes, sonriendo a los chicos quienes lucían expresiones mixtas ante las dos historias completamente diferentes que acababan de escuchar.

Los dejó procesar en silencio y luego acompañó a los chicos a sus habitaciones para que pudieran descansar, prometiendo contarles más antes de alejarse por los muelles.

Las linternas dejaron de iluminar en cierto tramo y el muelle se cortó, dejando solo un enorme espacio lleno de agua pintada de negro por la noche. La expresión de Jinghua era estoica, mientras saltaba del muelle y aterrizaba en el agua, continuando su camino hasta alejarse lo suficiente como para dejar de ver Yunmeng Jiang.

Las olas chocaban y el aire helado calaba la piel de la doncella, pero ella siguió caminando hasta que una figura fue visible entre la oscuridad del agua, un rostro pálido y frío mirándola desde abajo, analizándola.

— ¿Su señoría necesitaba hablar con esta pequeña planta? — preguntó con voz calmada.

Por un breve momento, Jinghua pudo decir que la entidad de las aguas sonrió con diversión, más no estaba del todo segura, pues fue demasiado rápido. Cuando estuvo a punto de hablar de nuevo para preguntar algo más, sus tobillos fueron sujetados por unas pálidas, húmedas y frías manos, y su cuerpo fue sumergido en el agua.

La tomaron un poco por sorpresa, pero mantuvo la calma. Observó al hombre hasta que su visión se oscureciera durante unos segundos, luego simplemente se encontró rebotando ligeramente entre cojines rojos y mullidos, en una habitación bellamente decorada y cálida, con un aroma agradable flotando por todo el espacio. Su cuerpo húmedo fue envuelta en una toalla mullida y suavecita. Todo en cuestión de segundos.

Guardó silencio, cubriendo su cuerpo con la toalla para evitar mojar más las almohadas bajo su cuerpo hasta que pudo observar a un hombre vestido de rojo entrar, detrás de él venía un enmascarado. Sus curiosos ojos los siguieron, interesados y muy intrigados.

Por supuesto, su atención volvió al hombre de rojo, una vez este tomó lugar al frente de ella.

— Entonces ¿puedo saber por qué querían hablar conmigo? — su voz reflejaba con obviedad sus sentimientos, sus brillantes ojos resaltaban entre la tela en la que estaba cubierta.

La toalla envolvía por completo su cuerpo, dejando únicamente su rostro a  la vista. Parecía una pequeña bolita de pelusa roja con un llamativo punto blanco. Las personas posicionadas al costado no pudieron evitar encontrarlo divertido. Era gracioso, pero no podían reírse.

— Solo sentía curiosidad. — exclamó el único hombre sentado.

Separándolos había una mesa llena de platillos simples, como gachas de arroz, arroz blanco, verduras salteadas y sopa simple.  La doncella en ese momento estaba pensando si sería de mala educación tomar algo, tenía hambre.

Lo que diga, se hará [ MDZS ] 【 PAUSA 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora