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—¿Deberíamos ir a comer algo? —El rubio le miró extrañado, como si no le gustara para nada la idea— ¿Qué?

Hyunjin suspiró antes de tomar su mano y pararse frente a él, viéndolo a los ojos.

—Definitivamente no. —Reclamó— ¡Iremos a buscar tesoros a la playa!

Ahora Minho le veía con confusión, ¿qué clase de idea era esa para una cita?

Y es que, en algún punto Minho también llegó a ver su salida de esa manera, quizás no era tan mala idea seguirle el juego a Hyunjin, después de todo sólo sería durante un rato.

Y aunque el chico no terminaba de agradarle por completo, había cambiado un poco su impresión sobre él.

—Bien, vamos.

Desde el fanmeeting, Minho no dejaba de pensar en todas las cosas que le había dicho Hyunjin, quien además, comenzaba a parecerle un chico realmente inteligente e interesante. Quizás no era tan molesto como creyó en un principio.

No mentía al decir que jamás había conocido a alguien como él, ninguna fan le había regalado antes la mitad de un collar diciendo que era un pedacito de su corazón, ni mucho menos le habían hecho usar anillos de pareja sin que lo supiera.

Además, Hyunjin tampoco le parecía feo, claro que no, él era un chico muy lindo y divertido cuando quería serlo.

Durante el tiempo que llevaban juntos, todo había sido risas y comentarios sobre lo perfecto que era ante los ojos de Hyunjin, quien no dejaba de repetirle lo mucho que lo amaba y admiraba.

Y ahora caminaban cerca de la playa, no faltaba mucho para llegar.

—¿Puedo tomar tu mano?

—No. —Hyunjin le miró con tristeza, y antes de que pudiera decir algo más, se apresuró a sostener su delgada fría mano, metiéndola junto con la suya en el bolsillo de su abrigo— Sólo camina.

El menor sonrió con ternura, sin dejar de verlo en ningún momento, lo cual provocó que casi cayera al suelo un par de veces, por suerte Minho logró atraparlo a tiempo.

Luego de caminar unas cuadras más, finalmente llegaron y Hyunjin soltó su mano para correr hasta donde estaba la arena cerca del mar, escribiendo su nombre y el de Minho para luego encerrarlos en un corazón.

Él se acercó también y pasó su pie sobre el dibujo, borrándolo casi por completo y riendo cuando Hyunjin trató de empujarlo, fallando en el intento y cayendo al suelo, quedando sentado en la arena.

—Ugh, me caes mal. —Se quejó, tomando un puñado de arena y lanzándolo al aire, esperando que esta golpeara a Minho y ensuciara su pantalón— Ayúdame a levantarme.

Le hizo caso y volvió a reír al ver su sonrisa, suponiendo que ya no estaba molesto por haber hecho que cayera hace algunos segundos.

—Bien, vamos a turnarnos para buscar. —Dijo con emoción, pues tenía un plan con el que estaba seguro de que lograría llamar la atención de Minho, o al menos ganar algo de su cariño— Yo iré primero, no debes moverte de donde estás, volveré en cinco minutos.

Minho asintió y se quedó ahí parado viendo a Hyunjin correr lejos hasta desaparecer de su campo de visión, de pronto se sentía extraño no tenerlo cerca, ahora todo estaba muy callado. Demasiado para su gusto.

Sentía que el tiempo pasaba demasiado lento, era como si llevara una hora ahí parado cuando sólo habían pasado dos minutos desde que Hyunjin se había ido.

Sacó su celular para ver la hora, debía regresar a las seis y media si no quería meterse en problemas por pasar demasiado tiempo fuera de su departamento, incluso había pensado en dejar solo a Hyunjin, aprovechando que no estaba podría irse y luego inventar una excusa, pero él no era tan cruel como para hacer algo así, Hyunjin realmente parecía esforzarse por agradarle un poco más, y tal vez no era una mala idea dejar que lo intentara.

De pronto escuchó unos pasos detrás suyo, sin embargo no volteó a ver, debía ser el viento.

Entonces, escuchó una risita y supo inmediatamente quién era, pero fingió no escuchar y dejar que intentara lo que sea que fuera hacer, seguramente querría asustarlo.

—¡Te encontré!

—¿Qué? —Volteó a verlo con extrañeza, pues Hyunjin no traía nada en las manos, y tampoco parecía tener algo metido en los bolsillos— ¿Y tu tesoro? ¿Acaso no encontraste nada?

—Oh, sobre eso... —Sus mejillas se ruborizaron ligeramente y sonrió nuevamente mientras le apuntaba con su dedo— Tú eres mi tesoro, y acabo de encontrarte.

Minho comenzaba a pensar que realmente fue un idiota al querer dejarlo solo hace un momento.

Porque ahora no quería dejarlo nunca, él también intentaría cambiar su actitud hacia Hyunjin. Quizás –sólo quizás– no era una mala idea tratar de ser su amigo.

𝗳𝗮𝗻𝘇𝗼𝗻𝗲𝗱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora