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Los días pasaban cada vez más rápido, convirtiéndose en semanas, y finalmente en meses de amistad en los cuales Minho había logrado acostumbrarse casi por completo a Hyunjin y su extraña personalidad.

Ya no podía imaginarse una vida sin él a su lado, y ahora se llevaban tan bien que incluso tenían horarios para sus salidas, las cuales eran bastante frecuentes.

Además, los jueves veían películas en el departamento de Minho y los fines de semana iba a dormir con Hyunjin ya que eran los únicos días en los cuales podían verse sin que alguno tuviera algo más que hacer, y a pesar de que salían varias veces entre semana, apenas podían verse durante quince minutos, pues ambos estaban ocupados con diferentes cosas pero no querían dejar de hablarse.

Porque a Minho realmente le gustaba pasar tiempo con Hyunjin, sentía que estando con él podía hacer muchas cosas que no podría hacer con cualquiera; él podía decir malas palabras o hablar sobre cosas que para algunos podrían llegar a ser bastante extrañas, pero que a ambos les causaban gracia.

Minho incluso podría decir que Hyunjin era su mejor amigo.

Y le hacía muy feliz poder contestar cada vez que alguien le preguntaba si tenía algún amigo cercano, y aunque no pudiera decir su nombre –por razones más que obvias– el sentimiento no dejaba de ser hermoso.

Minho ya no estaba solo, porque ahora tenía a Hyunjin.

𝗳𝗮𝗻𝘇𝗼𝗻𝗲𝗱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora