•Capítulo 7•

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SUNA RINTARO












A las tres de la mañana, me encuentro al lado del fregadero de la cocina mientras me bebo un vaso de agua de un trago. No estoy seguro de qué me ha despertado. ¿Puede que hayan sido los truenos? No ha dejado de llover a cántaros desde que hemos vuelto del bar. Ni un momento de tregua.



















O a lo mejor ha sido la culpa lo que me ha desvelado. Nunca lo reconocería ante Livana, pero… sí que me siento mal por haberme metido en sus asuntos. Cuando ha confesado que le gustaba Kenji, no puedo negar que me he sentido como un completo imbécil.



















—¡Oh!—chilla una voz femenina. —No sabía que había alguien más despierto.

























Levanto la cabeza y veo una figura con curvas que derrapa a unos dos metros de mí. O las sombras me juegan una mala pasada o solo lleva puesto un tanga. Da unos pasos hacia delante y una cortina de cabello rubio se balancea detrás suyo. La luz de la cocina se enciende y, efectivamente, no lleva nada arriba. Sus pechos están al descubierto.






















—Lo siento—dice. —Pensaba que estaría sola.



















Y, aun así, no hace ningún tipo de esfuerzo por cubrirse. Como soy un hombre, no puedo evitar mirarle los pechos. Tiene una buena delantera. Son más bien pequeños, pero lindos, con unos pezones de un rosa pálido que ahora mismo están erguidos por estar expuestos al aire.























Pero el brillo coqueto de sus ojos me hace retroceder. A pesar de no haber oído entrar a nadie, supongo que la ha invitado Atsumu. Y como está prácticamente desnuda, supongo que no han quedado para pasarse la noche estudiando en su habitación. Lo que significa que no debería mirarme como lo hace.






















—¿Duermes con Miya esta noche?—pregunto mientras enjuago mi vaso.















—Ajá.













Arrugo la frente.















—¿Cuándo has llegado?



















—Alrededor de media noche. Y antes de que lo digas, sí, me ha llamado para echar un polvo.



















Resisto las ganas de sacudir la cabeza.




















Atsumu miya es de lo que no hay. Liarse con una chica durante toda la noche y luego llamar a otra para echar un polvo.























—¿Te importaría darme un vaso? No sé dónde están las cosas—Se pasa la lengua por los labios. —Estoy sedienta.




















Bien, está sedienta. Abro el armario, tomo un vaso y se lo doy. Me roza los nudillos con la punta de los dedos de manera sugestiva cuando lo toma.















—Gracias.















—De nada—Aparto la mano. —Pareces tener frío—digo, y lo recalco con una mirada rápida hacia sus pezones.

















𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄  ||𝑆𝑢𝑛𝑎 𝑅𝑖𝑛𝑡𝑎𝑟𝑜||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora