capítulo 11

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Luego de eso, salieron a terminar de recorrer la hacienda.

- tiene una muy buena propiedad Sir Kenji, es muy amplia y confortable, además que está muy bien ubicada

- así es Sir Malachite, esta hacienda era de mi madre y la hemos conservado, lamento no visitarla más a menudo, pero he pensado que cuando le deje el ducado a mi hijo mayor me voy a venir a vivir aquí.

- y a usted Lady Serena que le parece, está a gusto- preguntó Darien.

- la verdad me gusta mucho el ambiente que se respira, además es un buen lugar para entrenar y montar a caballo ya que en la capital no es posible.

- me gustaría invitarla, digo, invitarlos a todos a montar; el bosque es muy grande e incluso podemos practicar cacería, de pronto así como es de buena Lady Serena en la espada, también lo sea con el arco y flecha.

- me encantaría sir Darien, pero ya no estoy para esos trotes, pero vayan ustedes que son jóvenes y se divierten. Hablaré con el mayordomo para que arregle todo; Si me lo permiten los dejo. Serena, Mina: les encargo a nuestros invitados.

No se preocupe duque, puede ir sin inconvenientes, nos quedaremos en muy buena compañía. - dijo Malachite.

El duque Tsukino se despidió diciendo que cuando todo estuviera listo para cabalgar, el mayordomo se los haría saber.

Malachite, aprovechando la oportunidad dijo:
- si no es molestia, me gustaría que Lady Mina me mostrara las caballerizas para escoger los caballos.

si claro, Mina por favor guía a sir Malachite - dijo Serena para así propiciar un acercamiento entre esos dos que se veía que se atraían mutuamente.

Sir Malachite, sigame por favor- dijo Mina con un sonrojo en sus mejillas lo que le encantó a Malachite.
El le ofreció su brazo y tímidamente ella lo tomó y salieron hacia las caballerizas.

Al quedar solos, Serena dió la vuelta y se alejó; Darien salió detrás siguiendo sus pasos. Al ver que ella se dirigía a la mansión de nuevo, la tomó del brazo y la desvió hacia la parte más alejada, procurando no ser vistos por los sirvientes.

Sueltame, que te pasa- siguió forcejeando Serena.
Pero Darien haciendo caso omiso y viendo que no habían sirvientes, la acercó a él, le tapó la boca con la mano y con la otra la cargó hacia el almacén de granos que estaba cerca. Ella pataleó, y lo mordió en la mano, aún así entraron al almacén y luego la bajó, teniéndola aún abrazada y con la boca tapada le dijo

Quiero que te quedes quieta, solo quiero hablar contigo - con eso la soltó y sin dejar de verla cerró la puerta con seguro.

Ella con los ojos inyectados en sangre se abalanzó sobre el golpeándolo, el le agarró las manos para evitar que lo siguiera golpeando.

Idiota, como te atreves, de que demonios quieres hablar, yo no tengo nada que hablar contigo- siguió forcejeando Serena.

- Oh si, tenemos que hablar- dijo soltándola-
hay que hablar sobre nuestra boda, además, quiero saber cómo es eso de que te gusta el príncipe Diamante.

- ¿boda?, Yo no me voy a casar contigo- dijo calmándose - y en cuanto al príncipe; eso, no te incumbe...

- por supuesto que sí me incumbe, como voy a permitir que mi esposa tenga pensamientos para otro hombre y menos para ese idiota.

La tomó de la mano y la llevó hacia una mesa que se encontraba en un rincón, la agarró de la cintura y la sentó en ella.

Serena sin ánimo de discutir se dejó hacer, Darien metiéndose entre sus piernas puso las manos a los lados de ella y continuó:

SOLO PIDO UNA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora