Ella es la prioridad para dos de los hombres más poderosos y pródigios de su clan en Konoha*. Es la viva imagen de la perfección antes sus ojos, es el tesoro más grande que deben proteger.
La casta más pura siempre es la que perdura contra toda adve...
Ella se encuentra sentada observando la trayectoria de aquel artefacto en dirección suya, sin ningún movimiento o reacción aparente, se encuentra estática sin siquiera intentar desviarlo; su cuerpo paralizado y al tiempo sudando frío, por más que lo piensa su cuerpo no hace reacción a sus acciones.
—¡Muévete! —escuchó un grito a lo lejos entre los árboles y la maleza frente a ella. —¡Quítate de ahí!. —volvió a escuchar, aunque lejana muy familia, la voz retumbó en el campo abierto, al tiempo que una ráfaga movió su cabello acompañada del chirrido que se escucha al golpe de dos filos chocar.
Con un suspiro de alivio y aún sin poder moverse o articular alguna palabra para darle aliento a su compañero presente, ella finalmente cayó rendida tras de él y entre los árboles al parecer el atacante también provocando un ruido seco contra el suelo.
En ese instante pudo escuchar la respiración de su compañero al verificar que todo volvía a la calma como se aclaró y tranquilizó, no parecía haber mas involucrados, no almenos en un radio mínimo a ellos.
Bajó la guardia y se dirigió a mirar a sus espaldas, ella se encontraba totalmente tendida y rendida ahora frente a él. Sabía perfectamente de quién se trataba, sabía perfectamente que aunque llevará una capa, una máscara Anbu* y su cabello atado para cubrir su identidad, sabía efectivamente de quién se trataba la conocía bastante bien.
—¡Eres todo un caso!. —sonrió con alivio mientras la tomó en brazos para volver a la aldea.
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La inocencia en la infancia es de las cosas que poco se puede llegar recuperar cuando la pequeña brecha entre ella y la cruda realidad de la vida es rota, una vez cruzada no hay marcha atrás y era algo que claramente Uchiha Fagaku* no comprendía, quería preparar a su hijo primogénito para futuras guerras, pero, aquello era demasiado, era atormentador para apenas un niño de 4 años que comenzaba a saborear las delicias de la vida a su manera, su inocencia fue arrebatada por la simple realidad que su experimentando padre conocía claramente.
La pequeña vista de Itachi se nublo por completo y aquello simplemente provocó un dolor en su pecho, mirar tanta desgracia en una sola escena, la gente era gente, pero esa gente cometia atrocidades enormes contra su propia raza por una sed insaciable de poder, definitivamente la guerra por posesión era de lo peor sin mencionar la de clanes que tanto manchaba la reputación del suyo mismo.
Era la primera vez de Itachi en un campo de batalla llena de dolor, sangre y cadáveres. Era algo pronto para que alguien conociera a tales magnitudes la cara de la guerra o de la vida misma o al menos eso era lo que creía Itachi, pero no Fugaku; que hasta ese momento aquel era su primogénito y claro descendiente del clan, hijo del líder actual, tal como el mismo Madara Uchiha lo había sido, sin mencionar que Madara no contaba con descendencia a menos no conocidos no sabidos para heredar dicha responsabilidad, por lo cual Uchiha Fugaku había asumido la crianza de un líder nato y sin filtros para lograr una utopía en el futuro y llevar a la grandeza a su clan.
