Es un mito aceptado por la sociedad desde que se encontró en la ciencia y que parte de la idea es que una persona completamente diferente, al conocer a otra persona que es lo opuesto a ella, siente una fuerte atracción. Mayormente, esto es usado en...
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— Se me hace una falta de respeto que me vaya sin siquiera comprar un helado de chocolate de aquí — Hablo Tendou, en general, estaban a pocos minutos para poder irse a sus hogares, sin embargo, al ver todos los puestos de comida se le hacía imposible no querer
— Tendou, hay tiendas donde puedes comprar helado de chocolate en Miyagi — Respondió calmadamente Iwaizumi que andaba a lado del pelirrojo
— Lo sé, pero ninguna de esas tiendas es helado de Tokio — Reprocho mientras que hacía pucheros al moreno
— Ni llevamos una semana de conocernos y ya estás empezando a demostrar tus facetas Tendou-san — Exclamo con burla Tsukishima y en alguna parte de su mente; profundamente deseaba que le hicieran caso al pelirrojo para así poder el aprovechar de comprar una tarta de fresas
El cuarto de ellos solo admiraba como fluía con naturalidad la conversación, era algo que nunca podía hacer con los de su equipo, mayormente solo respondía con oraciones muy cortas y eso hacía que los demás ya no quisieran seguir entablando una conversación con él. Aunque ese pensamiento pasó al segundo plano cuando se percató que la insistencia de Tendou era cada vez más, por esta vez sería el Sugar Daddy de todos.
— Vamos rápido, yo invito — Soltó al aire para que todos lo oyeran y posteriormente empezar a caminar en otra dirección
Lo último que se escuchaba era las grandes alabanzas de Tendou agradeciéndole al cielo por traerle a un amigo tan bueno.
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Tenía tiempo que Sakusa los había embarcado en el tren bala, diría que estaba satisfecho por el helado de chocolate que amablemente le invito el antes nombrado, no obstante, la idea de volver a su academia le empezaba a dar escalofríos. No únicamente se fue sin decir nada, sino que además tampoco contesto las insistentes llamadas de todos los integrantes de su equipo y le dolía mucho ignorar, especialmente las llamadas de Wakatoshi.
"Ojos que no ven, corazón que no siente" Pensó para apagar de una vez su celular y pretender que no tenía batería
Sin poder hacer más cosas, se recostó en el hombro de Iwaizumi, mientras que su vista se posaba en el asiento de adelante donde estaba sentado Tsukishima. Sabía que no era el único con la preocupación en mente, así que lentamente puso sus manos en el cabello del pelirrubio y comenzó a hacerle piojito.
