Único capítulo

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-Uno, dos, y uno, y dos, ¡Eso es Jack! ¡Ya lo has pillado! -dijo emocionada Julia al ver que por fin su marido había aprendido a bailar.

Conway bailaba al ritmo de la música que sonaba en la radio. Julia le llevaba enseñando desde hace años, y no fue hasta aquel día cuando por fin sus pies decidieron coordinarse con la melodía.

Era paradójico que en el último día que les quedaba a ambos había aprendido a bailar. Él pretendía despreocuparse de lo que iba a ocurrir de un momento a otro, bailando junto quién era la persona más importante de su vida y quién le había hecho muy feliz después de haber recorrido un oscuro pasado.

Ella era la luz de sus días, la razón para seguir en pie y no desmoronarse cuando se escuchaban las noticias sobre los conflictos internacionales. Guerra y más guerra; eso era lo único que se escuchaba en la mayoría de las cadenas de la radio.

Julia chasqueó varias veces los dedos delante de los ojos de Jack para sacarle de sus pensamientos. Este espabiló.

-No pienses en ello, cariño. Ya verás que cuando ocurra, estaremos en un lugar mucho mejor que esté. En un mundo donde podamos ser felices juntos, y donde podamos bailar siempre que queramos.

Conway no pudo evitar reprimir un llanto. De sus ojos comenzaron a brotar varias lágrimas que recorrían sus morenas mejillas, hasta acabar en su camisa favorita. ¿Y si no había nada más después de la muerte? ¿Y si sólo había un negro y frío abismo?

Él siempre había pensado que quizás después de la vida, habría un paraíso de flores dónde podría descansar para siempre, pero minutos antes de su muerte aquello no lo tenía bien claro.

Sonó por medio de la megafonía una señal avisando de que tan solo quedarían 5 minutos para que cayera la bomba atómica. Él siempre pensó que aquello era una muestra de que la humanidad haría todo lo posible por jugar a ser dioses.

Dejó de bailar y abrazó a Julia con pasión. Su mujer correspondió el abrazo mientras además acariciaba su espalda. Ya quedaba menos para el adiós final a ese mundo.

El pueblecito donde habían estando viviendo durante los últimos cinco años había sido seleccionado de forma aleatoria como un campo de pruebas sobre su impacto. Sus habitantes (donde se incluían Conway y Julia) no podían abandonar el área de pruebas, y todo lo que sucediera quedaría clasificado bajo secreto de estado.

Ambos adultos habían soñado con tener hijos y formar una familia, pero ahora que sus sueños se habían roto y desvanecido por completo, solo se tenían el uno al otro.

-Ya falta poco, Jack. ¿Tienes miedo?

-No, porque te tengo aquí conmigo y tú me brindas esa calma.

-Seremos más felices allí arriba, ya lo verás. -le susurró Julia al oído con una voz temblante.

Volvió a sonar otra sirena para avisar que quedaban 2 minutos que se harían eternos. Ambos podían notar que el contrario estaba nervioso al no saber cómo reaccionarían cuando el momento llegase. Estaban asustados, lo reconocían, pero sabían que se tenían el uno al otro.

Estaban seguros de que cuando la onda llegase, ambos se convertirían en polvo que gracias al viento, los llevaría por todo el mundo.

-Jack, gracias por todo.

-No me des las gracias a mi. Deja que te las de a ti. Me has ayudado a olvidar en el arma que me convirtieron, y gracias a ti pude empezar de cero.

-No me digas eso Jack por favor...

Soltó aquellas palabras entre sollozos. La pareja estaba llorando en las ropas del otro. No podían reprimir aquella tristeza de ver todos sus sueños hechos añicos.

-Estaremos bien, Jack. Te lo prometo.

-¿Tú lo crees?

-Sí. Esto no será un "adiós", sino un "hasta luego".

Quedaban escasos segundos. La música dejó de sonar. Se juntaron mucho más para tener el cuerpo del otro y así agarrarse bien. Ambos temblaban de los nervios y el terror.

-Te quiero mucho, Jack.

-Yo también te quiero mucho, Julia.

Y de repente, cayó. Se hizo un silencio absoluto, y posteriormente los oídos comenzaron a pitar. Se escuchó la explosión, se iluminó todo el cielo y acto seguido llegó la onda expansiva. Toda la casa comenzó a temblar de manera muy brusca, provocando que las fotos y estanterías cayesen al suelo.

Segundos después, las paredes comenzarían a ser arrancadas de cuajo y a desvanecerse con el calor. La pareja todavía se mantenía en pie, aún abrazándose, aunque poco a poco comenzarían a separarse.

Pero algo inesperado ocurrió.

Cuando el fogonazo les llegó, el tiempo comenzó a ralentizarse para Conway, siendo testigo de cómo su mujer se desvanecía y se convertía en polvo. Pero él no se vería afectado

Podía sentir aquel calor proveniente del infierno, pero al mirar sus brazos y manos no vería ni rastro de quemaduras ni marcas de la radicación. Su pesadilla se había vuelto realidad.

Julia se desintegraba sin que él pudiera hacer nada al respecto, y en cambio él seguía intacto. Lo último que desapareció de su mujer fue la mano que agarraba con fuerza, la cual en cuestión de segundos desapareció de la faz de la tierra. Jack soltó un alarido de dolor. No el que le causaba la explosión, sino el desgarramiento interno que le había producido el haber perdido a su mujer para siempre.

Se dejó llevar por la brutal fuerza, elevándose y desplazándose varios metros de donde se encontraba anteriormente su casa. No podía derramar ninguna lágrima porque no le quedaban fuerzas. "Con suerte, la caída me producirá una muerte segura", pensó.

Pero después de elevarse, se desplomó con violencia sobre el polvo radiactivo, mientras los efectos de la explosión desaparecían. Apretó los ojos con fuerza, y se llevó las manos a la cara para gritar y agonizar desconsoladamente.

Recordó que de joven le habían hecho numerosas pruebas para resistir la radiación y las altas temperaturas propias de una explosión nuclear. ¿Y si las pruebas las habían hecho por él? ¿Y si por su culpa había perdido la única oportunidad que le presentaba la vida?

Cuanto más lo pensaba, más se hundía en su propio abismo. Julia no se merecía aquello. Había conocido al hombre equivocado, y había malgastado su vida en ayudar a un caso perdido.

Procedió a incorporarse mientras se limpiaba la cara con la manga de la camisa. Mira su entorno convertido en arena, polvo y trozos de las otras casas. El ser humano era la criatura más miserable en la faz de la tierra, y lo que acababa de ocurrir era la prueba de ello.

-Julia...

Fue lo único que salió de sus labios. Se puso de pie como pudo, y comenzó a caminar hacia el horizonte.

-... Te prometo que haré todo lo posible para acabar con todos esos hijos de puta, y que nos veremos algún día para seguir bailando al son de la música.

Atomic | Julway Angst [Oneshot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora