III

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Jungkook se fue de aquella mansión, salió con menos de lo que había traído, solo llevaba un morral con algunas libretas donde mantenía sus diseños y su tableta de dibujo. Caminando se dirigió a la tienda de su mejor amigo, era un artista de tatuajes que al pasar los años se hizo cada vez más reconocido al punto de tener la oportunidad de vivir en la Ciudad Delta. Ellos eran amigos desde la infancia, ambos compartían el mismo amor por el arte, pero con gustos diferentes; son tan unidos que estudiaron juntos desde primaria hasta ahora en la universidad.

Luego de una larga caminata llegó al local, se adentro como si el fuera el dueño y dejó sus cosas en la recepción para luego ir a donde su mejor amigo el cual estaba tatuando a un cliente.

"Oh, Hoseok. Pensé que estabas libre."

Su amigo paró por un segundo y limpió la piel de su cliente antes de voltear. Este rio y negó con su cabeza.

"¿Dime un día en el que esté libre? Sabes que siempre tengo trabajo."

Jungkook soltó una leve carcajada al oírlo y rodó sus ojos mientras tomaba de una lata de soda. Se sentó cerca de Hoseok para ver como tatuaba el muslo de su clienta y suspiró.

"Conseguí un nuevo proyecto, son miembros de la Familia Kim"

Hoseok volteó a verlo nuevamente, su rostro se mostraba bastante sorprendido al no creer que su mejor amigo haría una obra para aquella familia.

"¿Los Kim? ¿Es broma?"

Jungkook negó con su cabeza, se encontraba tranquilo como si el honor de trabajar para la Familia Kim no fuera gran cosa.

"No es broma, me contactaron gracias al profesor que tuve de dibujo técnico. Conoce a el asistente del Señor Kim, le mostró mi portafolio y me recomendó para el mural que quieren hacer en su hogar."

Hoseok exaltado gritó con suma alegría asustando a su clienta por lo cual se disculpó.

"ESO ES GENIAL, JUNGKOOK... Oh, lo siento mucho... Eso es una gran oportunidad, ¡podrías ser famoso en cualquier momento luego de ese proyecto! pero... no entiendo por qué no estás emocionado, ¿te tratan mal?"

Hoseok continuó en su trabajo mientras escuchaba a Jungkook hablar despreocupado y tan tranquilo, no comprendía cómo podía estar tan relajado al tener esa responsabilidad tan grande de trabajar para Los Kim.

"No, claro que no. De hecho, fueron muy dulces conmigo, había conocido a su hijo en una cafetería hace unos días. Es... interesante, quedé con verme con él esta noche. Quiere que le haga un retrato también."

Jungkook habló tranquilo, algo cansado, recostandose sobre el sofá y abrazó un cojín bostezando al final de sus últimas palabras. Cerró sus ojos y simplemente se quedó en silencio escuchando la música que ligeramente ambientaba la tienda y los sonidos vibrantes que emitía la pistola tatuadora de Hoseok.

Hoseok iba a contestar, pero al notar como descansaba decidió dejarlo en paz ya que sabía lo mucho que trabaja Jungkook, le tenía cierta lástima, pero a la vez estaba orgulloso de él por todo lo que hacía por su madre.

Pasaron horas y Jungkook seguía allí durmiendo, se hicieron las nueve de la noche y Hoseok había terminado de cerrar su tienda, unos treinta minutos antes. Se acercó a Jungkook y lo golpeó en la cabeza con poca fuerza usando el cojín que abrazaba.

"Oye princeso, ya levántate que tengo que irme."

Jungkook se quejó estirándose y abriendo sus ojos algo hinchados de lo tanto que había descansado. Se sentó con sus cabellos desordenados y los peinó como pudo usando sus manos, se levantó tomando sus cosas y se colocó su mochila.

Obsessive (Taekook) - ESPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora