DEVIL IN DISGUISE ❭ TAEKOOK.

CAPÍTULO 1

Illinois, 1978.

La lluvia caía furiosa en aquella fría noche de diciembre. El reloj en su muñeca marcaba las diez de la noche y sus botas negras estaban manchadas de lodo.

—Mala noche para salir —menciona el agente con una ceja levantada mientras observa la escena con sumo cuidado.

—Y que lo diga, mi esposa me matará si llego tarde otra vez —el alguacil sonrió de lado mientras acomodada su corbata, sorbiendo la nariz cuando el olor llegó hasta sus fosas nasales.— ¿Sabe algo?

El agente asiente un par de veces y suelta un leve suspiro.

—Dos cuerpos encontrados al sur, y otros dos al norte, las circunstancias eran similares.

El otro niega.

—Similares no, son las mismas.

—No hay testigos, la única persona que dijo creer escuchar algo está mentalmente dañada, su testimonio no puede ser tomada en serio.

El alguacil aprieta los dientes mientras observa a los otros agentes de policía avanzar hasta el cuerpo en descomposición. El cuerpo estaba completamente desnudo, abierto desde la tráquea hasta el abdomen, la caja torácica abierta lado a lado, como si fuera un libro.

Lo extraño de aquellos casos no solo eran la forma en la que el asesino dejaba el cuerpo, si no que la mayoría eran hombres desde los treinta a setenta años, caucásicos y de clase media, este en especial era un agente de bienes raíces que había desaparecido unas semanas atrás al salir del trabajo, su esposa llamó a la policía al día siguiente porque no llegó a su casa.

—¡Hay algo nuevo! —gritó un agente de la policía— es una marca, justo en el pecho, señor.

El alguacil casi saltó la cerca de plástico que habían puesto los policías al rededor de la entrada del bosque para evitar que se colaran. Su mirada estupefacta analiza detenidamente aquella marca en el pecho de la víctima, su garganta secándose.

—Debemos pedir refuerzos, esto no se detendrá. Llama a la ciudad, estamos bajo las manos de un posible asesino en serie.