Dos

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Su vista se pierde en un punto fijo en la mesa servida, el ruido levemente chirriante de la puerta abrirse y cerrarse se oye a una leve distancia, el portafolios negro del joven Rubio es apoyado en la mesa a lo que el castaño lo mira unos instantes para levantarse y dejarlo solo.

Camino tras de él a pasos suaves, el no parece notarlo jamás desde las dos semanas que llevó aquí, lo e visto llorar abrazado a si mismo susurrando palabras de amor al viento mientras cierra sus ojos por el agotamiento físico que le provoca su poblada soledad, suena extraño, pero el joven castaño tiene muchos amigos, familia e incluso un esposo pero, siempre está solo como si algo o incluso alguien le faltará, y yo estoy aquí intentando descifrar el porque de un ser tan amado y amable esta así, roto sin poder allar la calma

Lo miro dormir y balbucear entre sueños, hago una mueca pequeña al notar que tiene una pesadilla, apoyo el dorso de mi mano en su frente esperando no tenga fiebre, suspiro para mis adentros ya que se encuentra bien, retiro el sudor de su frente junto a su flequillo. Lo miro de forma atenta apreciando las aniñadas facciones que posee, abultadas mejillas, nariz pequeña ,labios regordetes y rojizos como una cereza, cierro los ojos mientras me mantengo acostado a su lado ocupando el lugar vacío en la cama, ya que su esposo como cada noche, no está.

Una nueva mañana nos sorprende, parpadeo para que mis ojos puedan costumbrarse a la luz , observó su angelical rostro mirar por la ventana, un día gris sin aparentes ganar de llover y solo permanecer así apagado, un suspiro cansado abandona sus labios y se levanta, creo que irá al baño pero se detiene un instante para ir hasta la puerta principal, la habre y el cuerpo adormilado del rubio cae a sus pies.

–¿Quieres explicarme que haces ahí?

–Yo... Yo no quería molestarte –explica rápidamente mientras se recompone

–La puerta siempre estuvo abierta –responde para girar retomando su camino al baño

Ambos, el rubio y yo vamos tras de él, su mirada se mantiene puesta en el espejo con sus brazos levemente flexionados, su espalda un poco enconvada ,voltea su mirar, enarca una ceja para hacer un ademán incitando a su esposo a hablar.

–¿Porqué no vas al trabajo?

–¿Quieres que me vaya?

–Es lo que siempre haces ¿No?

–Quiero que arreglemos las cosas, yo deseo que seamos una pareja feliz  –dice acercándose a él

Sus manos abrazan la cintura del castaño, algo dentro de mi hierve en enojo, como si algo en mi no aceptará lo que está pasando, como si quisiera ser yo quien lo abrace, como cada noche que a pasado solo, me parece injusto que el pueda tocarlo y yo no, cuando soy quien lo consuela al llorar, quien vela sus noches de pesadillas, pero no puedo. No soy yo a quien siente, y por más que siempre desee verlo sonreír, hacerlo feliz, no puedo hacer más que verlo en el silencio.

–Nosotros ni siquiera éramos una pareja –susurra –Tú, aprovechaste nuestra amistad y la que hay entre nuestros padres

–SeokJin, yo te amo... Se que tu igual a mi, tal vez no en la forma romántica que lo hago yo, pero por favor... –pide tomandolo de las mejillas –Dejame estar a tu lado, deseo hacerte feliz, ser tu apoyo oídos y hombro, cariño dejame amarte

El rostro del castaño se transforma en dolor, su cuerpo parece perder toda fuerza ya que es sostenido por los brazos del rubio, los pequeños sollozos comienzan a salir de sus labios ocultos en el pecho de la persona que le profesa amor, no quiero ver eso, esta escena hace que algo en mi duela, algo que no se como poder descifrar duele dentro de mi pecho, en el centro igualando al peso de una roca que no me dejase respirar, y aunque deseo irme o no verlos mas, no puedo porque de una forma u otra estoy atado a la presencia del chico de labios color cereza.

Un Amor Mas AlláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora