5. Remiel

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Belladona

-- Amanda por favor, solo serán diez minutos -- rogaba para que Amanda me dejara salir al bosque fuera del castillo.

-- Princesa ya sabe que tienen restringido el bosque fuera del castillo -- recordó secándose las manos con su delantal.

-- Por favor, es por la ciencia -- junte mis manos haciendo un puchero para convencer a la mujer que lavaba los platos antes usados.

-- Diez minutos y regresa -- aceptó rendida -- Pero eso sí, vea usted la manera de pasar los muros sin que un guardia la vea o estaré en serios problemas -- me advirtió.

Estupendo, había convencido a Amanda de cubrirme en mi pequeña escapada para empezar mi búsqueda de aquellos dijes, los encontraría cueste lo que cueste. Según el libro los dijes habían sido perdidos por los hombres que los habían robado en el lago de Emigdia que en ese tiempo era solo un pueblito liderado por un anciano brujo, vaya historia la de Emigdia.

Llegue a la parte trasera donde se ubicaba la habitación de Bridgette, sabía que ella se escapaba hacia el bosque en una pequeña abertura que había en el muro por esta zona, mas no sabía dónde estaba realmente.

-- ¿Perdida princesa Delia? -- voltee abruptamente asustada de que fuera uno de los guardias ya que solo ellos y mi madre me llamaban por mi segundo nombre.

-- Giovanni -- Saludé con una sonrisa nerviosa. -- ¿Qué haces por esta zona de los jardines? -- pregunte subiendo mi vista hacia el balcón de Brid.

-- Me gusta explorar, es todo ¿Y tú? ¿Planeas salir al bosque sola? -- preguntó echando un vistazo hacia arriba.

-- Eso planeaba pero al parecer fui descuidada y descubierta -- dije obvia.

-- Si me dices que es lo que harás afuera y me dejas acompañarte no le diré a tu padre -- amenazó mordiendo la manzana que traía en manos.

-- Quiero buscar unos dijes que leí en un libro y puedes venir conmigo pero en silencio -- acepte para que no me delatara.

-- Bien, supongo que no sabes por donde salir así que sígueme, conozco una abertura en estos muros donde podremos pasar -- declaró orgulloso.

Lo seguí hasta la abertura del muro, pasando por ella y saliendo del área del castillo, por fuera era todo tan hermoso. Los grandes árboles verdes y frondosos eran iluminados por la luz del sol de la tarde, el aire daba en mi rostro relajándome al instante, se podía oír el cantar de los pájaros en las copas de los árboles o simplemente volando por el cielo.

Salí de mi trance por un carraspeo de garganta haciendo que me sintiera patética por mi acción, nerviosa pase mis cabellos sueltos por detrás de mí oreja para comenzar a caminar hacia el lago, sabía dónde estaba porque antes me escapaba con Amanda al bosque y me llevaba a ese lugar, ya había salido antes mas no sabía el porqué de mi reacción de hace rato, fue extraño.

Sacudí mi cabeza sacando todo pensamiento para concentrarme en encontrar los dijes de los arcángeles, en el libro había encontrado dibujos de dichos dijes en una hoja la cual estaba pegada con otra que no si no fuera por mi torpeza y no se me caía el libro de las manos no me hubiera dado cuenta. Llegamos al lago el cual estaba reluciente, sus aguas transparentes transmitían paz al igual que los rayos del sol que le pegaban sacando destellos de brillo.

-- Podrías regresar, ¿No crees? -- hablé agachándome a tocar el agua, estaba tibia.

-- ¿Por qué lo haría? Esta realmente hermosa la tarde -- habló recostando su espalda en el tronco de un árbol observando cual sería mi respuesta.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2022 ⏰

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