Capítulo 14. ¿Qué te está deteniendo?

2K 216 9
                                    

Natasha.

Abro los ojos y parpadeo un par de veces para ajustarme a la luz que entra por el ventanal... ¿El ventanal? Me incorporo, encontrándome con la realidad de que no estoy en mi habitación, si no, en el sillón de la sala. Mis ojos viajan hasta el otro lado del sillón donde Wanda está durmiendo echa bolita.

Después de que la confusión típica de la mañana se va por completo, puedo recordar que ayer después de haber visto UP, nos hemos quedado aquí mismo a ver otras películas más.

Sonrío al recordar cómo toda la incomodidad de los días anteriores nos ha abandonado anoche y cómo hemos pasado una noche increíble llena de risas, bromas y una que otra mirada intensa.

Probablemente Wanda había estado demasiado confundida con mi comportamiento de ayer y sinceramente no la culpo, incluso yo sigo un poco confundida. Pero es que ya no puedo fingir que mi piel no arde cada que la toco, ni tampoco puedo ignorar todo lo que me hace sentir.

Y la verdad es que verla irse así de guapa el otro día había contribuido mucho a darme el valor para dejar de huir, porque el solo hecho de pensar en que Wanda pudo haber estado con alguien más hace que la fierecilla en mi estómago se ponga furiosa.

Decido levantarme para hacer el desayuno, así que lo hago con cuidado para no despertarla, camino hacia la cocina y saco las cosas para prepararlo.

Es raro estar sin Rose. En un día normal la pequeña ya estaría brincoteando por todos lados a esta hora y seguramente estaría obligando a Wanda a que juegue con ella.

Preparo unas simples tostadas con aguacate y huevos revueltos encima, lleno dos vasos de zumo y regreso a la sala para despertar a Wanda, aunque la vista al llegar me deja anonadada.

La castaña está sentada en el sillón, bostezando mientras con uno de sus puños se talla un ojo.

—Buen día, dormilona —sonrío viéndola.

—Buen día —sus mejillas se ponen rojas—. No recuerdo haberme quedado dormida.

—Yo tampoco —digo divertida—, supongo que fue después de que me obligaras a ver Intensamente.

—No recuerdo haberte obligado —dice frunciendo el ceño, yo dejo salir una risita traviesa.

—Yo sí lo recuerdo —me encojo de hombros y sonrío—. Hice el desayuno, ven.

Camino hacia la cocina una vez más, escuchando los pasos de Wanda detrás de mí. Ambas nos sentamos en la barra de la cocina y comenzamos a comer.

—¿Tienes algún plan para hoy? —le pregunto después de darle un trago a mi zumo, como tiene la boca llena simplemente niega con la cabeza—. Mmmm, pensaba que podríamos ir a la playa, ¿qué te parece?

—¿No sería un poco injusto ir sin Rose? —pregunta nerviosa.

—Podemos ir de nuevo con ella —me encojo de hombros.

—No lo sé...

—Anda Wanda, hay que dejarse llevar, ¿recuerdas? —le digo sonriendo, cojo un poco de valentía y pongo mi mano sobre la suya dándole un apretón—. Venga, ayúdame a disfrutar mi último día del fin de semana.

—Bueno, está bien —sonríe y lo hago también.

—¡Eso! Pues no se diga más, sube a hacer tu maleta mientras yo preparo un poco de comida para cuando nos dé hambre.

Ambas nos apresuramos a desayunar y cuando terminamos Wanda sube a hacer lo que le he pedido.

La verdad es que ni yo sé de dónde ha salido ese plan, pero lo hecho, hecho está. Lo que sí sé es que me voy a asegurar de que este viaje a la playa sea inolvidable.

Au Pair; WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora