Capítulo 18. ¿Sorpresa?

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Natasha.

Observo la casa, aún sentada dentro de mi camioneta. Llegué hace unos quince minutos y estoy tratando de saber si alguien está en casa, pero hasta ahora, no he obtenido nada.

La pintura azul que cubre las paredes es linda, hay un pequeño jardín afuera y puedo ver una casa del árbol que sobresale desde detrás de la casa, probablemente en el patio.

Exhalo profundamente, dispuesta a bajar de la camioneta y tocar la puerta de una buena vez, cuando mi móvil vibra en mi bolsillo, haciendo que me sobresalte.

Un mensaje de Carol.

Danvers_16:44

¿Ya lo hiciste?

Suspiro y bloqueo mi móvil.

Ahora sí, reúno todo el coraje y la confianza posible, abro la puerta y salgo de la camioneta.

Camino a paso firme, repasando en mi cabeza rápidamente lo que diré. En una de mis manos tengo un fólder con los papeles necesarios, mientras en la otra llevo las llaves del auto, apretándolas con fuerza.

Cuando paso por el pequeño jardín delantero, llego a la puerta. Toco tres veces seguidas, esperando que alguien atienda.

No tengo que esperar mucho antes de que una vocecilla se escuche detrás de la puerta.

—¿Quién es? —pregunta.

La voz de mi hija es tierna, pero sin duda esta lo es mucho más. Y eso es casi imposible.

Estoy apunto de hablar, cuando veo que la puerta se abre un poco y desde adentro se asoma una cabecita; unos ojos azules me miran curiosos y no puedo hacer más que mirar sorprendida su rostro.

El parecido es abrumador.

—¿Quién es usted? —pregunta ahora abriendo la puerta y dejándome verlo por completo.

—Hola —sonrío—. Me llamo Natasha Romanoff, soy amiga de tu hermana.

El pequeño abre la boca y los ojos se le iluminan cuando menciono a la castaña.

—¿¡Wanda!? —grita emocionado y me mira fijamente—. ¡Usted es la mamá de Rose!

—Así es —pauso unos segundos para mirar adentro—. ¿Estás solo?

—Sí, los abuelos fueron a comprar algunas cosas... ¿Quiere entrar?, ¿por qué Wanda no vino con usted? —Todo lo pregunta mientras se mueve un poco, dejándome espacio para entrar. Una vez que paso la puerta, Pietro la cierra detrás de ambos.

Rápidamente observo el lugar, parece acogedor. La sala está frente a nosotros, puedo ver las escaleras y una puerta deslizante que debe dar paso al patio. Es una casa muy parecida a la mía, pero es más pequeña.

—Tu hermana no sabe que estoy aquí, es por eso que no vino —le digo una vez que mi mirada regresa a él—. ¿Te gustaría ir a verla?

—Sí, la extraño mucho —habla triste—, pero los abuelos no van a permitir eso... Ellos no quieren mucho a Wanda.

—Eso lo sé, Wanda me lo contó —suspiro y me agacho hasta estar a su altura—. Pero, si pudiera lograr que tus abuelos accedieran, ¿querrías ir?

—¡Sí!

Sonrío al ver su emoción y no puedo evitar pensar en que si todo sale como lo hemos planeado, Wanda va a estar tan feliz como el pequeño que tengo frente a mí.

—Bueno, entonces haré un gran esfuerzo para que eso suceda. —El pequeño me mira curioso y después sus mejillas se ponen rojas—. ¿Qué pasa cariño?

Au Pair; WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora