6. Bienvenido: Berrie

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Comencé a caminar junto con Haruchiyo hacia mi barrio, mi dulce hogar.

- ¡Bienvenido a los suburbios de Tokio! - Dije alzando los brazos mirando a mi ciudad, los barrios bajos de Tokio

Comenzamos a caminar, Haruchiyo iba demasiado pegado a mi, al parecer era un chico que no estaba relacionado al 100% con los suburbios, era normal que esté asustado

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Comenzamos a caminar, Haruchiyo iba demasiado pegado a mi, al parecer era un chico que no estaba relacionado al 100% con los suburbios, era normal que esté asustado

– Si continuas así que pegote, te golpeare – Lo amenace, rápidamente se alejó de mí – Deja de comportarte tan asustado, nosotros olemos el miedo

– ¿E-enserio? – Me pregunto asustado

– No, Jajajaja ¿De verdad pensabas que somos unos perros? – Me reí a carcajadas

– Nunca he caminado por estos lugares – Miraba asustado

– Se nota ¡Hey, Rice! – Llame a un chico encargado de las reventas – Mira lo que te traje, tu nueva víctima

– ¿V-víctima? – Haruchiyo temblaba del miedo

– ¿Te refieres al blanco? – Me pregunto Rice, yo asentí - ¡Genial! Entrégamelo

– Como órdenes – Me puse atrás de Akashi, este estaba pálido

– ¡Hey, no me vendas, no te hice nada! – Haruchiyo intento detenerme, pero solo saque la radio de su bolsa

– ¿De qué hablas? La radio la saque del auto blanco de tu escuelita – Pude ver como tenia una cara completamente confundida

– A... - Solo se limitó a decir eso, dios ,qué divertido es este chico

– Ten, Rice – Le entregue la radio

– Fantástico... ningún rasguño, gracias Berrie, Ten – Me dio 10.000 yenes, bastante dinero

– Genial, gracias Rice, me avisas cuando veas un nuevo auto. Adiós – Tome la mano de Haruchiyo y lo aleje rápidamente. Una de las reglas era "Mantente siempre en movimiento"

– ¿Te dieron 10.000 yenes por una radio? – Me pregunto curioso

– Así es, trabajo fácil, dinero fácil ¿Y tu que? ¿Solo estudias, niño bonito? – Le dije en tono de burla

– ¡No soy un niño Bonito! – Me encaró

– Te recomiendo no gritar en estas zonas... puede ser peligroso – Le dije seria, era verdad, podía ser peligroso y más si hablamos de gente "normal" caminando en estos lugares – Ven, acompáñame

Lo guie a mi casa, empujé un mueble viejo para entrar por la ventana hacia mi habitación, le extendí mi mano para ayudarlo a entrar. Una vez adentro le ofrecí sentarse en mi colchón.

– Siéntete cómodo, porque es lo único cómodo que tengo – Dije riendo

– ¿Aquí vives? – Miro las cuatro paredes de mi habitación, estaban sucias, húmedas y no había luz

– ¿Algún problema? Una casa solo debe cubrirte del frío, solo eso – Me senté en el piso frente a él - ¿Quieres algo para tomar? Tengo gaseosas

– Si, dame una por favor – Me dijo, levante una tabla de mi piso sacando dos latas de gaseosas, le lance una - ¿Acabas de romper tu piso? – Me miro confundido

– Se vuelve a poner, no te espantes que no se acabara el mundo – Me reí - ¿Así que no eres un chico rico?

– No, como te dije antes, mi papá se encarga de trabajar, soy hijo único y quieren que tenga un buen futuro – Me dijo mientras se retiro la mascarilla, tenía dos cicatrices a ambos costados de su labio

– ¿Hijo único? Jaja, al igual que yo – Abrí mi gaseosa y comencé a beberla

– ¿No preguntaras por mis cicatrices? – Me pregunto curioso, yo lo mire extrañada

– ¿Debería? – Levanté una ceja – Todos tenemos marcas en nuestro cuerpo, no deberíamos sentirnos avergonzados por ello – Me levanté posicionándome frente a él y alcé mi polera mostrándole mi abdomen donde había una gran quemadura – Esta quemadura me la hicieron mis queridos padres al lanzarse agua hirviendo cuando tenía 9 años, un lindo recuerdo.

– Dios... que grande quemadura... - Haruchiyo toco mi abdomen con sus dedos fríos, eso erizo mi piel, rápidamente me baje la polera – L-lo siento, no debí tocarte

– No te preocupes... ¿Y la tuya? ¿Cómo aparecieron? – Me acerco a él para mirarle las cicatrices

– Un... amigo me las hizo... - Haruchiyo miro a otro lado, yo las toque con mucho cuidado, su rostro se sonrojo bastante

– Mm... ¿Por eso usas mascarilla? Mm... bien – Me retire la polera quedando solo en brasier – Si tu ocultas tus cicatrices por miedo, yo te mostraré la mía para que no sientas vergüenza o miedo

– E-esta bien – No me miraba a la cara, estaba totalmente rojo

– ¿Acaso nunca viste a una chica sin polera? – Este negó rápido sin mirarme – Dios, que inocente eres – Me reí, Haruchiyo me miro molesto – Uuh no se enoje, niño rico

– ¡Que no soy un niño rico! ¡No tengo dinero! – Me gritó

– ¿Y como explicas esos 10.000 yenes? – Le preguntó irónica

– Era para mi madre, está muy enferma y la farmacia solo acepta efectivo... - Maldición, me siento culpable por haber robado ese dinero

– Esta bien, ten tu lo necesitas mas que yo – Le doy los 10.000 yenes de la venta de la radio – No sabía que ese dinero era para tu madre...

– Pues lo era – Me recibió el dinero molesto – Y mi celular, fue un regalo de mi padre por tener buenas calificaciones ¿Y ahora cómo le diré que una ladrona me lo quito?

– Dios, ya ten – Le entregue el celular que estaba en mi bolsillo rodando los ojos – No podíamos venderlo, esta marca de celulares tiene GPS, nos delataría bastante rápido ¿Feliz?

– Si, gracias por devolverlo – Esté guardó el dinero y su celular - ¿Y que haces en todo el día?

– Conseguir más dinero, ahora solo me quedan... 0 yenes para poder comer algo - Me coloque mi polera y mi chamarra

– ¿No tienes nada para comer? – Me pregunto, yo levanté una ceja

– Para las visitas no tengo – Rodé los ojos - Vamos, no puedes quedarte aquí por mucho tiempo, en unos minutos comienza la prostitución de día y tu frágil mente no lo soportaría

– ¿P-prostitución de día? – Yo asentí mientras salía por la ventana

– La prostitución de día es la más horrible, o robas o te venden, así de simple. Por eso tengo a mi grupo de amigos que nos cubrimos las espaldas. Tenemos nombres códigos, pero si no tienes uno significa que te pueden vender al primer pervertido que pase

– ¿Por eso tu nombre "Berrie"? – Me pregunto curioso

– Exacto, cariño – le palmeó el hombro – Es hora que te saqué de aquí, o todo se pondrá feo, vamos – tome su mano y lo saque rápidamente del barrio

–   Exacto, cariño – le palmeó el hombro – Es hora que te saqué de aquí, o todo se pondrá feo, vamos – tome su mano y lo saque rápidamente del barrio

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𝕾𝖚𝖇𝖚𝖗𝖇𝖎𝖔𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora