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Ya habían pasado algunas semanas desde aquel "problema" que habían tenido Manuel y Mateo, desde ese día no se dirigían la palabra para nada. Este último se sentía aliviado porque las clases terminarían en dos semanas, ya no tendría que sentirse incómodo al estar en la escuela porque no vería a Manuel en un largo tiempo.
Ahora mismo se encontraban en su segunda clase, clase de valores para ser exactos.
-Bien, hemos visto que varios compañeros tuvieron problemas este semestre, así que con los demás profesores organizamos una salida al campamento donde irán todos los de este grado. Todo esto se acordó para que ustedes puedan socializar y hacer nuevos amigos- Habló la profesora sonriendo, de fondo se escuchan murmullos de los compañeros, emocionados por ir, eso hasta que alguien tuvo una pregunta. -¿Qué sucede, Manuel?- Le preguntó al ver cómo este levantaba la mano.
-¿Eso es obligatorio? Digo, ¿Cuenta para algo o solo es por diversión?- Preguntó sin ánimos, en realidad no tenía muchas ganas de ir.
-Sí, es obligatorio, ya que cuenta para su calificación final en mi materia, valdrá el 50 porciento- Sonrió nuevamente, Manuel bufó molesto. -¿Alguna otra duda?- Preguntó. -¿Sí, Mateo?- Lo miró luego de que levantó la mano.
-¿Q-Qué pasa si no nos dan permiso en casa? ¿N-No nos afecta en la calificación?- Dijo con su voz tímida, apenas y la maestra alcanzó a escucharlo.
-Sus padres están enterados de esto, ellos firmaron un documento donde afirman que pueden ir, así que no tienen excusas. Todos deben ir, si tienen alguna situación especial que no les permita ir tienen que hablar conmigo en privado y veré qué hago con esos casos-
Mateo se sentía aterrado, si antes pensaba que estaba libre del colegio, estaba muy equivocado, ahora tenía que ir a aquél dichoso campamento. Solo le quedaba rogarle a Julieta que por favor no lo dejara ir, aunque la veía muy difícil.
-Bien, si nadie tiene más dudas, la clase queda terminada por hoy- Habló la profesora luego de resolver las pequeñas preguntas que le hacían sus estudiantes acerca del viaje. Agarró sus papeles importantes y salió del aula, dejando que todos salieran a disfrutar su descanso.
Mateo salió casi corriendo, le había dado un leve ataque de ansiedad y necesitaba urgente ver a sus dos amigos.
Sintió un poco de alivio al verlos en el mismo lugar de siempre, caminó a pasos rápidos hasta llegar a ellos. Se puso enfrente y automáticamente al ver a Paulo, se le formó un puchero en los labios y sus ojitos se ponían llorosos. Este al ver el estado de su amigo, rápidamente abrió sus brazos, Mateo sin dudarlo se abalanzó sobre él y empezó a llorar, dejando salir todo lo que había estado guardando, sin importar que alguien los estuviera mirando.
-Tranquilo, Teo. Shh, shh, shh- Le decía el rubio mientras le hacía mimos en el pelo al menor. -No sé que haya pasado, pero todo va a estar bien, ¿Sí?- Hablaba de forma calmada, para transmitirle lo mismo a él.
-¿A quién le tenemos que romper la cara?- Dijo Mauro con un tono enojado, esperando a que Mateo le respondiera con un nombre. -¿Fue el estúpido de Manuel? ¿Se atrevió a hacerte algo?-
Mateo solo negó sin mostrar su cara, estaba escondido en el pecho de Paulo, ahora solo sollozaba. Este último miró a su novio, haciendo una mirada para que se tranquilizara.
-No vas a golpear a nadie, las peleas están prohibidas para vos-
-Solo quiero ayudar, amor- Hizo un puchero para convencerlo.
-No es no, mejor vamos a tranquilizarnos y esperar a que Mateo nos diga qué es lo que sucede- Dijo tranquilo y miró a Mateo, que asomó la cara. -¿Quieres contarnos, Teo?- Le hizo una sonrisa reconfortante.
-E-Es que todo está mal, p-pensé que todo estaba bien, p-pero como siempre, algo sale mal y termina por arruinarlo todo-
-¿Te molestaron en tu salón?- Le preguntó Paulo.
Mateo negó.
-L-La profesora organizó un viaje con todo mi curso, y es obligatorio ir porque vale la mitad de calificación- Paulo iba a hablar, pero Mateo siguió. -¿C-Cómo crees que voy a ir yo, Pau? Tendré que dormir allá y seguramente me pasará lo que me pasa todos los malditos días. Se reiran de mí el doble de lo que ya lo hacen. Mi vida está arruinada- Terminó por decir y empezó a llorar nuevamente.
Paulo y Mauro lo miraban con ojos tristes, sabían que Mateo tenía ataques de pánico, pero siempre eran leves, ahora sí parecía estar realmente afectado.
Terminaron por abrazarlo los dos, mientras el menor se dedicaba a llorar, robando muchas atentas miradas a lo lejos. A algunos les parecía ridículo, y a otros les daba ternura y sentían pena por Mateo, pero había una mirada específicamente que no sabía que sentir en ese momento. Manuel los llevaba observando un buen rato desde muy lejos, le pareció raro que Mateo saliera corriendo y casi llorando que la curiosidad le ganaba.
Ahora que lo veía en esa situación sintió un poco de empatía por él, aunque ni siquiera supiera lo que Mateo estaba pasando.
En ese momento pensó:"¿Sería una buena idea hablarle?"
La duda se fue de su cabeza al escuchar el timbre que indicaba que el descanso había terminado y debían volver a clases, tal vez ahí aprovecharía para hablar con Mateo, aún no sabía si era lo correcto...
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