Aquella oscura y solitaria calle de New York se extendía ante él; caminaba lentamente mientras a su espalda aún reverberaban los sonidos de la ceremonia que se celebraba en aquella entrañable pastelería. Estaba feliz por sus amigos, sabía que debía dejarlos un tiempo que vivieran su vida, sin intervenir, sin destrozarlas como había destrozado las vidas de su propia familia. También estaba triste, triste y desolado por lo que él nunca tendría, porque se había resignado a que su amor no tenía salvación. El duelo de Bhután sólo había sido la antesala de un duelo aún mayor que acontecería en el futuro; sabía que sería la única salida, la única forma de detenerlo.
Una pesarosa sonrisa se dibujó en su rostro recordando el día que conoció a Gellert; harto de las responsabilidades diarias del cuidado de la casa y sus dos hermanos pequeños, que en aquel momento eran una molestia, se había refugiado en la quietud de las montañas. Junto a una fuente escondida entre ventisqueros, había sentado a leer su libro favorito. Su tranquilidad se vio interrumpida unos quedos pasos que se acercaban hacía él.
"Largo de aquí, es un lugar privado" le había dicho de malos modos, molesto por la invasión de su santuario; pero levantó la mirada para encontrarse con un joven alto y delgado, de cabello rubio casi blanco que le observaba con una sonrisa pícara y ojos grises y penetrantes como esquirlas de hielo. Se había perdido en aquellos ojos... perdido para siempre. Hablaron toda la tarde... quedaron para el día siguiente y al otro... a la semana ya se conocían el uno al otro, a los quince días... pasó lo qué él nunca había pensado... Gellert se acercó a él... sus labios se encontraron. El beso se prolongó durante unos interminables minutos, mientras sus manos inexpertas tanteaban sus cuerpos anhelantes de caricias. Se habían mirado culpables, sonrojados, pero se habían vuelto a besar... empezaron a hacer planes, planes para estar siempre juntos... que estúpidos habían sido, si hubieran pensado más en sus sentimientos, más en sus familias y no tanto en hacerse con el poder, ahora estarían juntos; tal vez Ariana estaría viva, tal vez vivirían todos felices en el Valle, tal vez Gellert sería profesor de Hogwarts... tantos tal vez... tal vez, como él dijo en Bhután no serían enemigos.
Unos quedos pasos se acercaban a él... alzó la mirada en la solitaria y oscura calle de New York, allí bajo el haz de luz de una de las pocas farolas que funcionaban estaba él; ya no era un jovencito, aunque las canas casi no se le notaban en su cabello rubio platino y sus ojos seguían siendo aquellas frías esquirlas de hielo, la misma sonrisa pícara...
- Albus... - murmuró sin moverse de donde estaba, consciente de que posiblemente sería rechazado. - Sabía que te encontraría en la boda de Queenie. Nunca he sido tu enemigo, Albus...
- Ni yo el tuyo, Gellert - susurró sin moverse tampoco, con los ojos brillantes de lágrimas. - Pero... lo que hiciste... lo que intentaste hacer en Bhután...
- No estoy aquí para hablar de mis errores, ni tampoco de los tuyos, aunque son menores que los mios... - el hielo parecía haberse deshecho, al menos por un momento.
- Entonces porqué estás aquí -preguntó Albus. - Toda la Confederación de Magos irá a por ti, yo iré a por ti...Gellert dio unos pasos vacilantes hacía él, abriendo los brazos.
- Porque esta noche, esta única noche - le dijo con aquel tono melodioso, aquel deje búlgaro que le salía a veces, solo para él - porque esta noche, querría que fuéramos sólo Albus y Gellert... porque esta noche, querría decirte lo que me dijiste en aquella cafetería muggle... que a pesar de todo, sigo enamorado de ti.
Avanzó hacia él. Gellert nunca suplicaba, nunca rogaba, por qué no concederle eso, al menos aquella única noche? Como aquella tarde en las montañas sus labios se encontraron, sus miradas se perdieron en los ojos del otro... bailaron con una música que sólo ellos escuchaban... eran Gellert y Albus; Albus y Gellert... dos jóvenes enamorados, dos jóvenes insensatos. Mañana volverían a ser Grindelwald y Dumbledore, trágicos enemigos, pero aquella noche... aquella única noche, dejaron de ser enemigos, sólo se tenían el uno al otro... amándose como deberían haberse amado.
ESTÁS LEYENDO
Animales Fantásticos: Albus y Gellert (oneshots)
FanfictionUnos pequeños one-shots sobre los sentimientos de Albus Dumbledore y Gellert Grindelwald. Spoilers de Fantastic Beasts: the secrets of Dumbledore.