Introducción a la historia

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La vida para un Grindelwald nunca sería sencilla, aunque ahora esta familia esté conformada por magos decentes, siempre serán condenados con miradas de desprecio por los crímenes cometidos por uno de sus antepasados, Gellert Grindelwald. En esta ocasión nos centratremos en la vida de la bisnieta de este mago tenebroso, Atenea Grindelwald, Hija de Harry Grindelwald y Marlene McKinnon, una chica que tiene un gran poder no únicamente obtenido por ser la primogénita de dos magos de familias poderosas. Aunque los Grindelwald posean mucho dinero, nada podrá cambiar lo causado un dia como hoy, un 08 de mayo de 1985, el dia en que todo se oscureció y el único deseo era poder volver el tiempo atrás.

El señor y la señora Grindelwald vivían muy a gusto junto a su pequeña hija en una gran casa en Escocia. Este día en particular era un miércoles y todos los días de semana Marlene y Atenea pasaban tiempo juntas desde temprano en la mañana practicando lo básico de la magia, lo peculiar de este día fue que Atenea no llegó al desayuno como de costumbre. Marlene se quedó extrañada al notar que su hija no se encontraba en el comedor así que pensó que se habría quedado dormida, una vez que terminó su desayuno y hubo acordado lo que se serviría a la hora de la merienda decidió que sería buena idea subir de una vez a despertar a su hija. Cuándo llegó a los aposentos de su primogénita tocó delicadamente la puerta tres veces, al notar que nadie le abría decidió entrar por si misma y se quedó sorprendida al notar que no había rastros de ella por ninguna parte. Intentó no alarmarse pensando que tal vez su padre la había llevado con él a hacer sus pendientes pero eso no evitó que estuviera toda la mañana caminando de un lado a otro mientras se mordía las uñas de preocupación y le preguntaba a los elfos domésticos si habían visto rastros de ella y buscándola por todas partes, llegando a la conclusión que solo podía esperar a que su marido volviera.

Harry Grindelwald llegó a la casa al medio día como de costumbre y se vio horrorizado al enterase que su hija no estaba, Marlene, quien ya se encontraba lagrimeando del susto, rompió en llanto al descubrir que él no la tenía. Harry se contuvo, aunque unos pequeños rastros de preocupación salían de su ser, intentaba mantener la calma para no alterar a su esposa.
No hubo tiempo para comer, ni siquiera pensaron en la posibilidad de sentarse a almorzar como si nada hubiera sucedido, pensando que tal vez era solo un juego de niños, ellos conocían a Atenea y sabían que nunca haria algo así.

Marlene y Harry inspeccionaron cada rincón de la mansión junto a sus elfos domésticos y fueron a los exteriores de su hogar para ver si estaba cerca, pero todo esfuerzo fue en vano ya que no encontraron nada, la desesperación los empezaba a consumir cada vez más, no tenían tiempo que perder así que se aparecieron en el ministerio de magia.

En el ministerio de magia poco les importó la desaparición de esta niña, después de todo una Grindelwald menos era según ellos menos problemas pero Harry movió sus contactos y un poco de dinero, logrando conseguir ayuda. La noticia se había propagado por todo el mundo mágico, diarios como el profeta publicaron anuncios acerca de esto, Los padres de la niña ofrecieron 10 000 galeones a quien la trajera sana y salva a su hogar.

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Ya habían pasado 9 días de lo ocurrido y Marlene se encontraba en el cuarto de su hija viendo sus cosas con mucha nostalgia, esperando poder ver su dulce rostro otra vez. Se sentó en la cama de Atenea viendo la habitación con sumo detalle, esperando no haberse percatado de algo, hasta que notó un pequeño objeto que brillaba con el reflejo de la luz debajo del marco de la ventana, se paró y recogió un extraño collar que al identificar su forma sintió la peor de las sensaciones, el miedo. Llamó inmediatamente a Harry quien acudió a ella mas rápido que un rayo, al ver lo que Marlene tenía en las manos su expresión se transformó en terror, ambos compartieron una mirada, que aunque fue de tan solo unos segundos sabían perfectamente lo que querían decir.

Ya sabían quien tenía a su hija.

Y no descansarían hasta que se la devolvieran.

Aunque tuvieran que enfrentar ellos mismos a Gellert Grindelwald.

Aunque tuvieran que enfrentar ellos mismos a Gellert Grindelwald

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