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El clima era extraño, esa mañana el sol brillaba como siempre y ahora el firmamento estaba cubierto por nubarrones.

El chico alzó su mano, esperando la gota que nunca cayó, era el último en salir de la escuela ese día, el club de costura le había tomado más tiempo del que pensó.

El camino a casa era tranquilo, muy pacífico para su gusto, ya se había acostumbrado a caminar rodeado de sus amigos o con las chicas del club, el ambiente tampoco ayudaba; el paisaje se mostraba opaco, triste, lo cual influyó en cierta manera en su ánimo.

Para empeorar la situación, escuchó su estómago rugir, llevando su mano al lugar como acto reflejo, tenía que regresar lo más pronto a su casa, debía hacer la cena para él y sus hermanas.

Antes de aligerar el paso, una figura a poca distancia llamó su atención, una chica de uniforme oscuro que escribía algo en su celular.

El tono rojizo de sus largos cabellos se mecía a la par del frío viento, el de cabello lilas se acercó.

—¿Yuzuha? —Acertó, ésta lo miró sorprendida, hacía bastante tiempo que no se veían, se saludaron brevemente antes de cruzar la calle.

—¿Qué le pasó a Hakkai? —preguntó, ya que él no había asistido a la escuela ese día.

—Le dio dolor de estómago —aclaró ella —,recién le compré las medicinas —explicó, bajó su mirada disimuladamente las manos de la chica, efectivamente, llevaba una pequeña bolsa.

Por respeto no preguntó más, el dúo caminaba a la par, sin embargo, un aroma dulce lo distrajo, miró a su lado encontrándose con una panadería, Mitsuya se preguntó si ese local era nuevo o lo había ignorado en todo este tiempo.

Habían varios panes y pasteles perfectamente decorados, el dueño del lugar sabía cómo atraer a la clientela, el joven sentía que se le hacía agua la boca, lo que le dio el broche de oro fueron los precios, éste tenía era limitado a cuanto el dinero pero se podía dar el lujo de comprar algo.

Un sonido lo sacó de sus pensamientos, se giró hacia la chica que había volteado su rostro a otra dirección, tenía sus brazos entrelazados alrededor de su abdomen.

Él sonrió, sabía lo que estaba pasando, antes de que ella decidiera alejarse señaló la puerta

—¿Entramos?

—¿Eh? —Lo miró confundida —¡No,no! Yo debo irme, me están esperando en casa

—Solo serán cinco minutos —insistió —,también muero de hambre, yo invito.

Pocas personas tenían una amabilidad tan atrayente como la de Mitsuya, no encontró palabras para negarse, ni siquiera supo cuándo había entrado hasta que sintió los orbes violetas sobre ella.

Se inclinó ligeramente para ver los postres en el mostrador a petición de su acompañante que le dijo que escogiera.

Se reprendía a ella misma, ¿Por qué se sentía tan feliz por un gesto tan pequeño?

Los retazos de su niñez arruinada le estaban pasando factura, la felicidad de sentirse como una niña normal, sin preocupaciones, imaginando el sabor de cada porción de pastel.

Desde temprana edad se había prometido proteger a su hermano, pero eran contadas las ocasiones en donde se preocupaban por ella.

¿Así se sentía tener un hermano responsable?

El de cabellos lilas ignoraba lo que su dulce gesto había desencadenado en la contraria, mientras sacaba su billetera la miró de reojo, sus manos dejaron de sacar los billetes de la impresión.

La imagen que tenía la pelirroja era de una chica madura y responsable, amorosa pero con carácter, verla sonreír como una niña pequeña lo había dejado asombrado, sus ojos reflejaban un leve brillo que no había notado antes.

Sus manos comenzaron a sudar, le pagó al encargado antes de que empeorara o que se percatara que la estaban observando.

Como si la figura de Mitsuya se hubiera esfumado, Yuzuha observaba el trozo de pastel arco iris antes de taparlo en la cajita que le dieron, su sonría seguía allí, aunque ella no lo notara.

Pero eso cambió cuando sintió algo que impedía su paso, el varón había estirado su brazo para que no diera un paso más.

Estaba lloviendo.

—¿Ahora qué haremos? —preguntó viendo a ambos lados, regresar no era una opción y su casa quedaba lejos.

—Dudo que deje de llover pronto —opinó el otro, se giró para hablar con la contraria —¡Espera! ¿Qué vas a hacer?

—¿No es obvio? —Había guardado todo en su bolso —.Tú puedes quedarte aquí, pero yo debo ir a mi casa.

Mitsuya acarició su sien, había olvidado lo cabezota que puede llegar a ser, la tomó de su muñeca para evitar que hiciera una estupidez

—Solo vas a empeorar las cosas, si quieres cuidar de Hakkai debes evitar enfermarte —Le aconsejó —¿Por qué no te comes el pastel que te compré? Lo veías con mucha ilusión.

—¡¿Ah!? C-claro que no —Se defendió, pero el carmín en sus mejillas la delataba, el chico esbozó una sonrisa

—Tus ojos casi desprenden brillitos como en los mangas —Se burló, la pelirroja le dio un leve empujón antes de darse media vuelta, no sabía qué hacer, era cierto que quería llegar rápido a su casa para comerse el pastel pero la lluvia era un impedimento.

Su boca se hacía agua, no pudo aguantar más de diez minutos cuando sacó lo que le habían comprado, pico un trozo para ella y Mitsuya, pero este no lo llevó a su boca hasta ver como Yuzuha se deleitaba al probar el primer bocado.

No sabía lo que estaba pasando pero le gustaba ver esa faceta poco común de ella.

Mientras comían hablaron de cualquier cosa, pasaron un buen rato hasta que devoró el último trozo de pastel, guardó todo en su bolso y ambos contemplaron el paisaje, la lluvia seguía cayendo sin piedad.

—No —dijo secamente, ella lo miró

—Sé lo que piensas —Advirtió, la pelirroja volvió su vista al frente, apenas notó una oportunidad puso su bolso sobre su cabeza y comenzó a correr, sintiendo las gotas frías por todo su cuerpo.

No muy lejos una voz le pedía que le esperara, cosa que no hizo, luego de un buen tramo giró su cabeza observando al joven ir tras de ella, la reprendía con la mirada pero no le importó.

En medio de la lluvia Yuzuha soltó una carcajada, parecía una escena de película, la lluvia sobre su piel mientras corría a mitad de una calle desierta junto a Takashi empapado tras de ella, era extraño pero se sentía viva.

Al final los jóvenes tuvieron que pararse bajo el techo de una vieja tienda, Mitsuya quería acompañarla hasta su casa pero ésta insistió que no lo hiciera, sus caminos se separaron pero al menos compartían el recuerdo de una tarde lluviosa pero emocionante.

.✮:▹ 𝟝 𝕕𝕒𝕪𝕤 𝕐𝕦𝕫𝕦𝕄𝕚𝕥𝕤𝕦◃:✮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora