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¿Por qué tiene que estar tan soleado? Pensó irritado, el traje le daba calor y estar rodeado de gente no era la mejor opción

Ojalá lloviera y le caiga un rayo a ese imbé...No, es suficiente Se reprendió, apoyó el rostro en su mano, cerró los ojos para descansar un poco ya que no había dormido la noche anterior.

Ignoraba el alboroto que hacían los invitados, él se había desplazado en los últimos asientos de la iglesia en su inútil búsqueda de paz.

—Taka-chan

—¿Hum? —Alzó su mirada hacia el más alto, éste le extendió una copa —.Ven con nosotros, no has hablado con nadie desde que terminó la ceremonia.

—Voy en un rato, estoy algo cansado por el trabajo —mintió, el de cabello azul iba a decir más pero se tuvo que retirar ya que lo habían llamado, el otro agradeció eso, no se sentía con ánimos de hablar con nadie, ni siquiera con Draken.

No se sentía bien, no soportaba el dolor en su pecho.

—¿Está todo en orden? —escuchó una voz a su lado, un joven de 27 años de cabello castaño con ojos color miel de mirada gentil, Mitsuya apretó su puño sin que el otro lo notara

¿De tantas personas por qué tenías que ser tú?

—Si, gracias, es solo que necesito descansar un poco —expresó, sin ánimos de darle detalles, pensaba que alejándose del resto los demás entenderían la indirecta pero ni Hakkai ni él sabían leerlas.

Apretó su mandíbula mientras observaba al otro tomar asiento a su lado, Takashi quería salir de allí lo más rápido posible, el hombre comenzó a hablar de cosas triviales, el otro apenas asentía cada cierto tiempo.

—¿Sabes? Estoy muy contento, apenas termine esto nos iremos dos semanas a Hawaii —decía alegre, sin saber que el contrario anhelaba que se callara.

Aquella frase penetró en su pecho como espada de dos filos, el de cabello lila odiaba ser tan considerado, fácilmente pudo haber faltado pero su lógica se había ido de vacaciones y ahí estaba, pagando por su imprudencia.

—¿De qué hablan? —Una voz femenina que conocía muy bien llegó a sus oídos, no quiso mirarla —,apenas llevamos diez minutos y ya me dejaste sola —Se quejó en broma.

—No te preocupes cariño, yo me tengo que ir, me están llamando mis amigos —habló, Takashi agradeció al cielo cuando el otro hombre se retiró, por fin podía estar en paz.

Pero se equivocó.

—¿Mitsuya?

Le encantaba escucharla diciendo su nombre, quería que fuese así todos los días....

—¿No te gustan las bodas? —Con pesar, alzó su mirada, aquel vestido blanco era precioso, pero no le veía valor ya que no era para él, no era su boda, no era su esposa.

Pero ere sueño ya no era posible.

—Te ves hermosa, Yuzuha —Las palabras le dolían, como si se hubiera tragado una daga, se esforzaba por verse alegre pero la realidad era otra.

Sentía que se caía a pedazos.

La mencionada sonrió, aquella sonrisa que anhelaba verla todas las mañanas, sus hermosos cabellos perfectamente peinados y decorados con pequeñas flores le daban un toque romántico, digno de una princesa.

Misma con la que le hubiera gustado compartir cada segundo de su vida.

Pero la fémina no se había arreglado para él, el anillo en su dedo era el doloroso recordatorio que él no era el amor de su vida.

Todo se desmoronó

Mitsuya maldecía el día que estuvo a punto de declararle su amor pero se arrepintió, si hubiera tomado valor las cosas acabarían diferente, pero de nada serviría pensar en ello.

Suspiró abatido, observando la delicada figura femenina alejarse hacia los demás, observando como ésta tomaba a su marido del brazo y le daba un tierno beso, incrementando el vacío en su pecho.

En medio de la felicidad de la recién pareja y los invitados el chico era presa de la soledad y la pena, observando como la chica se sus sueños había sido arrebatada y no podía hacer nada para recuperarla. 

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En algún momento debía agregar mi toque sad :,v lloren conmigo