Capítulo 1

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No hay nada más emocionante que el primer baile de temporada, aquel que avisa que la época de fiestas y frivolidad ha sido abierta para que los ricos y privilegiados puedan degustar de la banalidad de las charlas triviales y enterarse de los últim...

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No hay nada más emocionante que el primer baile de temporada, aquel que avisa que la época de fiestas y frivolidad ha sido abierta para que los ricos y privilegiados puedan degustar de la banalidad de las charlas triviales y enterarse de los últimos pormenores de los demás.

Las madres con hijas en edad de casarse toman este inicio de temporada como algo serio. Él futuro de sus hijas depende de que puedan conseguir atraer la atención de un caballero respetable.

Pero había algunas que sabían que tenían que casar a sus hijas lo más pronto posible, por motivos diversos, ya sea un escándalo o solo porque sabían que no eran tan agraciadas. Cuál fuera el caso, la temporada de bailes había comenzado y con ello la carrera por los mejores vestidos y atrapar a los mejores caballeros solteros.

 Cuál fuera el caso, la temporada de bailes había comenzado y con ello la carrera por los mejores vestidos y atrapar a los mejores caballeros solteros

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—¿No estás emocionada? ¡Es tu primer baile de temporada! Estoy segura que encontraremos un buen candidato para cortejarte... ¡O más! ¡Mírate niña, estás hermosa con este vestido! Pero recuerda, solo enfócate en aquellos caballeros que tengan las características que buscamos, no te conformes con menos, y también...

Dejó de escuchar a su madre.

Katherine Isabelle Anderson desconectó su atención de su progenitora cuando el mareo de su parloteo llegó a un punto dónde, si fuera una copa de vino, se hubiera derramado cuál cascada sin control. Rodó los ojos cuando sintió las manos de su madre sobre los hombros. Su propio reflejo en el gran espejo era de alguien con nula emoción por dichos bailes y la emoción por un matrimonio concretado, cualquiera podría darse cuenta de ello, incluso podía jurar que aquella asistente de la modista lo sabía. Que la servidumbre en su casa lo sabía. Solo su madre parecía sumida en aquella ideal de emoción que obviamente a ella le faltaba. Mientras observa a su madre en el reflejo del espejo, alegre, emocionada, dando indicaciones a la modista, señalando parte del faldón y busto del vestido que usaría para su primer baile recuerda nuevamente como el matrimonio de sus padres fue de todo menos el ideal. Su padre dejó la casa grande cuando ella era una niña, lo vio partir en un carruaje con maletas mientras decía adiós con la mano. Desde entonces su madre jamás habla de él, cosa innecesaria porque la sociedad misma se encarga de ello. Comentarios sobre una infidelidad por parte del Lord rondaban por todos lados, en cada reunión del té dónde de ahí se esparcirán infinidad de rumores como pólvora al fuego. Tiempo después vino Lord Matthew Garrett Seymour, o «Matt», como le decía su madre, un hombre con un gran título de Barón. Pocos años más joven que su madre, el Lord de Seymour llegó para quedarse, despistar a su madre y preñarla con dos hijos varones, gemelos, quienes claramente serían los herederos del Barón. Y ella paso a ser solo Lady Anderson, la hija de la Baronesa.

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