¿Te amo Carla?

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Hasta este momento todo me pasaba de la manera que yo siempre soñé. Ingresé a la universidad que quería. Además, mi madre era feliz, algo que me alegraba. Para mejorar todo, tenía mis pañales, algo nuevo que se hizo una parte de mí. Luego de ingresar tuve que tramitar mi constancia de ingreso a la universidad, algo que fue cansado por la larga cola que hubo el día que fui a la universidad a realizar el proceso. Posteriormente, los estudiantes mayores de mi carrera nos hicieron una bienvenida a los cachimbos (así les dicen en Perú a los recién ingresados a una universidad). La verdad es que en ninguno de esos lugares lleve puesto mi pañal por miedo a que me vean con él mis nuevos compañeros. Ya habiendo hecho todo esto, llegó mi matrícula para mi primer ciclo, me matriculé en horarios de la mañana para así estudiar en la tarde.

En ese tiempo libre que tuve entre mi ingreso y mi inicio de clases pasaba mis días leyendo sobre los temas que vendrían en el ciclo. Además, tomaba ratos para estar junto a Carla. Como siempre andábamos solas en su casa, aprovechábamos para estar en pañales juntas. Verla en ese estado me decía algo. Cada vez más conocía mi sentimiento hacia ella. Ya no era solo mi mejor amiga, sino que me enamoré de ella. Sin embargo, no sabía como decirle. Me daba miedo que me rechazara. Sabía que eso arruinaría nuestra amistad que ya era de hermanas. Hasta pensaba que me podría tirar a la calle o cosas peores, que delate mi amor por los pañales. No piensen que me preocupara el tener un techo, sabía que de irme de su casa podía ir a vivir a los dormitorios de la universidad o, incluso, mi mamá me podía buscar un cuarto sencillo. Lo que no quería era separarme de la única amiga que había tenido en mi vida.  

Cuando empecé a estudiar pasé menos tiempo con ella, por el hecho de mi horario era de clases en la mañana, mientras que en la tarde hacía tareas o leía lo que mandaban los profesores. Sin embargo, ella siempre se mostraba en necesidad de estar conmigo. A veces entraba a mi habitación a ver como estaba o que hacía, yo la recibía con amor (no piensen mal). Un día simplemente la deje ayudarme a hacer mi parte de un trabajo grupal que me mandaron en un curso de Lenguaje. A pesar de saber que estaba mal el recibir ayuda para mis tareas, dejaba que ella me ayude para así no se ponga triste. Me importaba demasiado su estado anímico. 

Así llegué a la semana de mis exámenes de medio ciclo o parciales. Aquí me fue relativamente bien. No tanto como en el colegio que mis notas eran casi excelentes. Mi menor nota fue 14 y mi mejor nota fue 18. Sin embargo, fue un tormento por los nervios que me resultaban dar mis primeros exámenes en la universidad. Me acuerdo que fue la vez en que más pañales consumí en mi vida. Los nervios eran insoportables. Me daban ganas de orinar incluso sin tomar mucha agua. Carla, sin embargo, me apoyaba. Siempre me tranquilizaba y hasta dejaba de hacer sus tareas solo para venir a mi cuarto y cambiarme de pañal. Esto nos unió cada vez más y más. Lo mío ya no era solo un pensamiento, de verdad AMABA A CARLA.

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