Capitulo 2

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De repente, la aeronave empezó a intentar recuperar la horizontalidad. Era como si el piloto hubiera recobrado el control de los mandos.

-''¡No da tiempo! ¡Estamos demasiado cerca!'' -Pensó Evelynn.

Dos segundos después la ventana se tiñó de verde. Evelynn cerró los ojos mientras ambas seguían fuertemente abrazadas. El avión impactó contra la grava, no sin antes perder parte de la fuerza de caída a golpes con algún que otro árbol, y todo quedó oscuro.

Evelynn consiguió abrir lentamente los ojos. Solo veía luz, una luz cegadora. Durante un lapso de tiempo no recordó nada. La claridad y la tranquilidad del ambiente la anestesiaba.

Cuando despertó de su amnésico letargo, y fueron definiéndose las formas de su alrededor, dio un respingo. ¡El accidente! Con la vista borrosa estudió aquello que la rodeaba; se encontraba en su butaca dentro del avión...o lo poco que quedaba de él. De algún modo todo lo perteneciente al extinto armatoste metálico situado por delante de la aturdida joven había desaparecido. Frente a ella se hallaba un rastro de fuego y chatarra que terminaba a unos diez metros. Evelynn intuyó que después empezaba un desnivel, pues su visión solo recogía cielo más allá de ese punto. El pedazo de avión superviviente era tan reducido que ni la fila de asientos que hubieran tenido delante se había salvado. Y los asientos de al lado...¡¡AKALI!! Se giró bruscamente. Ahí estaba su cuerpo. Un temor inefable se adueñó de cada uno de los sentidos de Evelynn. Dirigió su temblorosa mano a la yugular de la chica. Clic... clic... clic... Respiró profundamente aliviada. Su corazón aún latía.

-¡Akali! ¡Akali! -balbuceó.- Le dio un par de suaves palmadas en la mejilla. Sus párpados empezaron a desvelarse.

-Estás bien? -añadió.

-Dó..dónde estoy? -Preguntó desconcertada.

-Nos hemos estrellado. ¿Estás bien?

-JODER -Akali recordó lo sucedido- ¿Dónde está el avión?

-No lo sé... ¿Puedes levantarte?

-Creo que sí...- Dijo insegura.

Evelynn la ayudó a erguirse. Por suerte ambas no tenían más que heridas superficiales y algo de conmoción. Salieron a lo que unos minutos antes había sido el pasillo del avión y dirigieron la vista hacia los dos cuerpos inmóviles situados en los otros dos asientos de la única fila restante. Eran una pareja de jóvenes; tendrían entre veinte y veintidós años. Evelynn se acercó y comprobó el pulso de ambos. Nada. Sus juveniles corazones no debían haber soportado la caída a tanta velocidad. Miró a Akali y negó con la cabeza. Algo en las pupilas de la chica se apagó. Era la primera vez que veía un cadáver humano.

-Vamos, tenemos que averiguar dónde cojones estamos- Dijo Evelynn.

Salieron por el boquete delantero y miraron a su alrededor. Bosque. Tanto por detrás como por los dos lados lo único que había era bosque.

-¡Mira!- Akali señaló hacia arriba- ¡La aleta trasera se ha enganchado ahí!

Efectivamente el timón de dirección, al que ella había llamado ''aleta trasera'', estaba clavado en un grueso tronco. Éste se encontraba en la ladea de un pequeño montículo de tierra, motivo por el cual había crecido de lado. El avión debía haber pasado por debajo del mismo. Sin embargo el timón de dirección estaba demasiado alto para ello y se había clavado en el gigantesco árbol. Pero había algo que no cuadraba: el ala derecha debería haber impactado también con el tronco. Evelynn miró hacia atrás y la vio. Unos cincuenta metros atrás, a un lado del rastro de restos vegetales que había ido esparciendo la aeronave en su aterrizaje, la enorme placa de metal y su respectivo motor yacían imponentes. El ala se debía haber desprendido antes de llegar al árbol.

-La fuerza que ha hecho el árbol al engancharse la aleta en él es lo que ha hecho que el avión se parta- observó Evelynn- Vamos. Hay que averiguar dónde está el resto del avión. Se dirigieron hacia dónde Evelynn había intuido que comenzaba el desnivel.

-Madre mía...- Susurró Akali.

La imagen era sobrecogedora. El avión se había convertido en un improvisado cementerio, pues el lugar dónde Evelynn pensaba que había un desnivel en realidad albergaba un solemne precipicio de unos treinta metros de altura. ¿Debajo? Más y más bosque. Y un amasijo de metal quemado que olía a muerte.

-Vamos, amor- dijo Evelynn mientras cogía a Akali y la obligaba a apartar la mirada de aquel dantesco escenario.

Se sentaron en unas rocas cercanas al avión. Ninguna de las dos se atrevió a articular palabra. Así permanecieron durante un par de minutos.

-¿Qué vamos a hacer ahora?- Preguntó Akali al fin..

Nuestro viaje soñadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora