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Pov:thoma
Después de este largo mes de trabajo duro en el festival Irodori, la hacienda Kamisato me ofreció unos días de completo descanso. Yo insistí diciendo no hacía falta. Siempre suelo estar muy ajetreado, tengo muchas labores y cosas que limpiar, pero es mi deber.
Estuve discutiendo con el hombre encargado de darme la noticia para terminar rindiéndome y aceptando la propuesta, ya que realmente necesitaba ese tiempo.

———🧋🐾———

Me encontraba preparando la cena junto al resto de cocineros de la hacienda Kamisato, concentrado en la comida, pero pensando en aquello que me preocupaba. Quedaba un día para aquellas "vacaciones" y no tenía planes para hacer durante ese tiempo. Quizás pasar un rato con los animales que vivían cerca de un cerezo de Narukami sería buena idea, o pasar el poco tiempo que le quedaba al viajero en Inazuma antes de que marchara a Sumeru, en busca de su gemelo.
Mientras mis manos estaban enterradas en una masa de arroz y mi cabeza en mis pensamientos, un compañero de cocina me saco de estos diciendo mi nombre preocupado.

- Thoma? Estas bien? Te noto distraído, has echado a perder la masa, y eso que nunca sueles fallar cocinando. – dijo el mismo.

- Ah! Si, disculpa. Estoy bien, ya repito la mezcla. – respondí avergonzado.

Es cierto que raramente me sale algo mal en la cocina, y no es por presumir, pero creo que se me da bastante bien. Tuve que repetir todo lo que hice desde un principio con prisa, ya que los hermanos Kamisato estaban esperando por la cena. Al rato, salí al comedor para servirles los platos. Todos los criados marcharon de la sala, para dejarme solo con los comensales.

- Buen provecho, me retiro. – Dije alegremente para acercarme a la puerta con intenciones de dejarles comer a solas, pero una voz grabe me lo impidió. Era el joven comisionado de Yashiro, Kamisato Ayato. Un buen amigo mío, si así le puedo decir. Puede que estemos en "puestos" diferentes, pero nos tenemos mucha confianza y pasamos mucho tiempo juntos.

- Thoma. – mencionó Ayato.

- Sí mi señor? Necesita algo? – Dije volteándome hacia la mesa en la que se encontraban sentados ambos.

- Porque no vienes aquí un momento, y te sientas a comer con nosotros? Tenemos algo importante que comentarte. – Apoyó sus codos en la mesa, entrelazando los dedos de sus manos, mientras me mira con una sonrisa relajada. Ayaka también sonreía.

- Uh, claro. Como usted quiera mi señor. – le respondí acercándome con las manos en la espalda en señal de respeto.

- Ya te he dicho que no me trates tan formal en la hacienda, todos saben que tenemos confianza. – dijo mientras me sentaba frente a los hermanos.

- Ya lo sé, solo se me hace raro, pero haré el intento. - le confesé cabizbajo.

Realmente no sé de qué querían hablar conmigo, no me esperaba ninguna mala noticia, pero me extrañaba que me lo dijeran ambos juntos, ya que sus peticiones solían ser por separado.

- Mi hermano y yo hemos estado hablando tras oír que vas a tomarte unos días de descanso, al igual que nosotros. No queremos quitarte tu tiempo, pero pensamos en darte un regalo, que ocupará gran parte de este, de agradecimiento por todos estos años con nosotros. – dijo Ayaka.

- Sabemos que no tienes mucho tiempo libre y no queremos limitártelo, pero creemos que puedes disfrutar estas vacaciones de una forma especial. – siguió su hermano.

- Es enserio?! No sé qué decir... - les respondí avergonzado. No creo que me lo merezca. – me llevé la mano a la parte trasera de la cabeza.

Margaritas voladoras~ [thomato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora