II

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Wei Wuxian no se dio cuenta en el momento que volvió a quedarse dormido, simplemente despierta ante la ausencia de dolor. Impresionante. Este sanador hizo algo de lo que Wen Qing estaría satisfecha. Ahora sí puede moverse con normalidad, observa con mucha atención a su alrededor.

Después del Templo Guanyin, se había separado de Lan Zhan y fue de viaje de ciudad en ciudad. Realmente no tenía ningún propósito, pero pronto supo que Jiang Cheng lo estaba buscando y no dudó en acudir en ayuda de su hermano marcial. A regañadientes Jiang Cheng le pidió ayuda contra un sucubo que causaba problemas en una ciudad, por lo que los conocimientos de Wei Wuxian podría valer en esta ocasión.

Una leve sonrisa aparece en sus labios, recordando el brillo de competitividad en los ojos de Jiang Cheng.

Así que salió muy mal acorralar a la diablesa. Wei Wuxian chasquea la lengua inconforme por quedar paralizado de fiebre intensa en el suelo, ni siquiera sabía en qué día estaban. Aprovecha que un discípulo del sanador estaba midiendo hierbas para algún ungüento cerca de él.

—¿Cuánto tiempo dormí?

El chico lo mira un poco apenado, ya que se sabía que él era el verdadero Patriarca Yilling.

—U-Una semana, senior —tartamudea un poco. Wei Wuxian emite un sonido impresionado.

¿Qué clase de afrodisíaco era?

No pudo pensar en nada más cuando una presencia imponente traspasa la puerta, caminando con seguridad hacia donde estaba él. Wei Wuxian no entiende por qué se le secó la boca ante esta exhibición.

Jiang Cheng lo mira de arriba abajo, dejando a un curiosamente nervioso Wei Wuxian en la cama. Asiente cuando no ve nada irreversible.

—¿Cómo te sientes?

Se estremece. Esto no es bueno.

—Como nuevo. Ya nada duele —por alguna razón, esas palabras alegres hicieron que Jiang Cheng ocultara su dolor.

¿Hm? ¿Qué fue eso?

Sin embargo, pasó tan rápido que pensó que había visto mal. Se encoge de hombros mentalmente y sigue mirando a su antiguo shidi con aprehensión. ¿Le echará de Muelle de Loto ahroa que estaba bien? Wei Wuxian se aferra a las sábanas inconscientemente, apretando el puño como si la tela fuese a permitir estar en lo que alguna vez fue su hogar.

—Vamos —le ordena Jiang Cheng, dándose la vuelta y salir de la enfermería.

Wei Wuxian observa al sanador sorprendido y vacilante, éste sólo le asiente y vuelve a sus labores.

Bueno... si nadie le hará daño, entonces no tiene por qué tener miedo. Así que un más animado Wei Wuxian se levanta de la cama y sin querer sus piernas se debilitan, cayendo de rodillas al suelo. Le duele el vientre de la nada, sacándole el aliento. Su mano vuela hacia abajo y se queda quieto por un segundo.

Wei Wuxian tiembla peligrosamente.

¡Qué le ha pasado a su pene?

Cacería nocturna fallida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora