Capitulo XIII

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Cuando llegó a la casa, Yibo aún no había llegado, conociendo su horario sabia que no llegaría hasta tarde. Caminando a su antiguo cuarto fue en busca de su maleta, pero cuando la abrió para poner sus cosas paró. —No, no me puedo ir así—dijo hablando para sí mismo.

Yibo le había dado tanto desde el primero día que no era correcto solo irse así, a parte no podía simplemente irse, su mismo corazón le decía que tenía que buscar una forma de despedida, el mismo sabia que no quería tener relaciones, pues seguramente no aguantaría estar agitado tanto tiempo, pero necesitaba estar entre sus brazos de nuevo, deseaba hablar con él una ultima vez.

Cuando pasaban las 11pm fue que Yibo llego. Zhan como siempre salió a recibirlo desde la biblioteca.—¿Quieres cenar?—le pregunto, trataba de sonar lo más casual posible, haciendo que su nerviosismo no saliera

Mientras cenaban, Zhan no le quitaba los ojos de encima, quería recordar cada parte de él, cada pequeño gesto, cada movimiento de manos, estaba deseoso de poder recordarlo tal y como era.

Al final volvieron a la biblioteca, ese espacio privado e intimo que tenían y que solo ellos sabían. Zhan se recostó primero, atrayendo a Yibo a que se recostara encima de él. Envolviéndolo en un abrazo tomo por detrás el cabello de Yibo, rizando y soltando, provocando que Yibo empezara a tener sueño. Finalmente durmiéndose. Zhan tomo uno de los libros que estaban en la mesa justo a lado del sillón, abrió el libro en la ultima pagina de este y le leyó:

"Susannah ve cómo se suavizan sus facciones y su corazón se llena de amor. No puede haber en la tierra lugar más cercano al cielo que su hogar en Merryfields, con su marido y sus hijos.

William, acaricia con delicadeza el pelo oscuro de Kit, mira a Susannah con el semblance encendido de amor y le da la mano."

Para cuando Zhan termina de leer el ultimo párrafo esta llorando, no son lágrimas mas que de tristeza, una tristeza pura al tener que dejar al amor de su vida, a su alma gemela, sabiendo que se rompe el corazón y que se lo rompe a el también, pero tiene que hacerlo, en su mente se dice una y otra vez "el quiere formar una familia, y yo no puedo darle eso, tampoco puedo privarle que la tenga porque el merece ser feliz".

Se levanta del sillón consiente de que Yibo no despertara, pues en la cena ha puesto una cantidad considerable sin ser peligrosa de somníferos. Va hasta su cuarto y empieza a empacar todo, no es mucho por lo que termina casi de inmediato. La parte más fácil ya paso. Lo difícil seria cómo se iba a despedir de él.

Se paso unos minutos viéndolo, su pecho subía y bajaba calmadamente, haciendo que Zhan volviera a llorar, dolía como si un fuego abrazador te consumiera lentamente, sabia que así seria hasta el final.

Secando sus lagrimas escribió en un pequeña hoja.

"Bo di, nunca estuve seguro de poder amar a alguien tan profundo como se que te amo a ti. Pero no puedo quedarme contigo, tengo que volver. Forma la familia de la que tanto me hablabas, siempre voy a estar contigo. Te amaré siempre. Xiao Zhan"

Sabia que la nota era una basura a lo que realmente quería decir, pero también sabia que si escribía más cosas seria más difícil para los dos.

Tomando la maleta y llendo hacia la puerta de la biblioteca se giro, mirándolo nuevamente—quizás no en esta vida, pero nos volveremos a encontrar, Wang Yibo, me voy primero pero te voy a encontrar. Si Lan Zhan espero todos esos años, entonces yo en la otra vida también te voy a esperar. Porque mientras el mar se lave en arena y las estrellas brillen por encima de todo, nos volveremos a encontrar.—dijo mientras se giraba y se encaminaba hacia la entrada, saliendo de la vida de Yibo para siempre.

A la mañana siguiente, cuando Yibo despertó, sentía que había dormido mas de lo usual, y así era porque cuando vio su reloj se dio cuenta de que era cerca del mediodía. Se puso en pie, dándose cuenta de que Zhan no estaba a su lado, no se extraño y se levanto, mirando hacia un lado vio la nota. No veía que era lo que decía, pero el silencio de la casa retumbo en sus oídos, la tomo con las manos temblorosas y la leyó. No supo cuántas veces la leyó hasta que tuvo la fuerza suficiente para salir corriendo hacia el cuarto, buscando algún indicio de que estuviera aun allí, no había ropa, no había maleta, parecía como si él nunca hubiera estado allí.

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