A mi perfecto Max

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Max:

¿Recuerdas aquel día en que pasamos toda la tarde jugando al fútbol? Tú corrías de aquí para allá, con una enorme sonrisa en tu rostro. Y decías que estabas super feliz de que tu papá y tu tío estuvieran jugando contigo. Incluso después de haberte lastimado la rodilla, la sonrisa no se te borró ni un segundo.
Eso es lo que quiero recordar de ti; tu felicidad. Tú eres extraordinario, Max. Eres inteligente, perspicaz, sensible. Eres un chico increíble. Y estoy seguro de que cuando seas adulto, tendrás las mismas cualidades o más. Sin embargo, si algún momento te sientes perdido, piensa en tu padre. Se el hombre que él es y todo estará bien. Te lo prometo. 

Por cierto, me encanta el nuevo videojuego que te compró tu mamá. Hasta casi que parece real, me hubiera gustado probarlo un poco más. 

Está bien, debería no desviarme de lo que quería decirte, o más bien, de lo que no. Así como con Jen, no quiero decirte adiós. Eres mi pequeño, mi perfecto Max, y decirte adiós me rompe el alma. Lo siento mucho, sé que ahora no comprendes por qué me está pasando todo esto, pero juro que un día lo entenderás. Y créeme que si fuera por mi, me quedaría toda la vida a tu lado y al lado de tu hermana. Daría lo que fuera por que las cosas fueran diferentes, ¿sabes? Pero a veces la vida nos lleva por caminos que no comprendemos. Nos lleva a finales que no entendemos, pero que son inevitables. Y aun así, nunca cambiaría el tiempo que pasé con ustedes. Fueron mi pilar, mi sostén. Fueron eso que le dio un nuevo sentido a mi vida.

Nunca olvides que estuve perdido una vez, pero que ustedes me rescataron.  Por eso siempre estaré en deuda con ustedes. Porque me hicieron feliz cuando creí que nada más lo haría.

Y perdoname, cariño, perdoname por todas esas ocasiones en las que te he hecho sentir pena cuando discutía con tus padres. 

Voy a amarte por siempre, campeón. Gracias por haberme dado la oportunidad de ser un buen tío, por no enojarte cuando no me comportaba como hubieras querido, por tener tanta fe en mí.

Te amo, Max. Más de lo que podría explicarte. Y deseo que tengas una vida igual de extraordinaria que tú.

Hasta que nos veamos, campeón

Te amo

Tu tío Ry

P.D: Cuando cumplas 18 años, el Lancer será tuyo.  Has lo que quieras con el, no te lo regalo como un compromiso, te lo regalo porque te amo. Solo recuerda que me costó mucho mantenerlo. 

¡Es broma!



Cartas de Ryder MontgomeryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora