Estigmatofilia: atracción por personas con piercings, tatuajes o cicatrices.
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Los rayos de sol entrando por la ventana le calentaban la piel, abrió los ojos perezosamente y lo primero que vio fue un montón de verdes, rizados y alborotados cabellos.
Ante la luz Izuku se giró y se acurruco contra él, escondiendo el rostro en su pecho en un intento por seguir durmiendo.
Dado que era el día de descanso de ambos, Bakugo decidió seguir el ejemplo del pecoso, sin embargo la luz que daba directo en su cara no se lo permitió.
No podía seguir durmiendo pero tampoco tenía ganas de levantarse, sin nada más que hacer comenzó a acariciar al desnudo hombro de Izuku, pasando las puntas de los dedos por las múltiples cicatrices que ahí había.
Las siguió a lo largo del brazo, llegando al dorso de la mano, donde las marcas aumentaban, rehízo el camino y una vez volvió al hombro se dirigió a acariciar las cicatrices en la espalda.
Sabía que todas esas marcas habían creado un complejo en su pequeño novio, pues sentía que estas lo hacían desagradable a la vista, aun así parecía que hacía todo lo posible por acumular más.
Bakugo pensaba que cada una de esas marcas eran sumamente importantes, porque cada una contaba una historia de cómo Midoriya había salvado vidas, superado sus límites y demás hazañas que había llevado a cabo.
Katsuki amaba cada una de esas cicatrices, aunque eso no significaba que quisiera que tuviera más.
Lentamente se acercó al hombro y dejó besos por aquellas impresiones que la vida había dejado en aquella pálida piel, recibiendo a cambio un suspiro del peliverde.
El resto de la mañana la pasaron entre besos y caricias a la maltratada piel.
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