02. Obsesión

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AU.

La gente se arremolinaba a su alrededor, todos gritaban su nombre, en algún punto lograron pasar a la seguridad y abalanzarse contra él y el resto del grupo

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La gente se arremolinaba a su alrededor, todos gritaban su nombre, en algún punto lograron pasar a la seguridad y abalanzarse contra él y el resto del grupo.

Era algo a lo que ya estaba acostumbrado, después de todo era el baterista de la banda de rock número uno de Japón, aunque estaba seguro que la mayoría de estas chicas que se les tiraban encima estaban ahí más por su apariencia que por su música.

Como fuera no debía olvidar que eran todas estas personas la razón por la que tenía un lujoso departamento y conducía su siempre amada Kawasaki Ninja 650, el amor de su vida, así que si quería conservar todo eso debía ser amable con estas personas.

Claro que su versión de amabilidad significaba palabras cortantes y miradas altaneras, ya era un esfuerzo titánico que no los mandara a todos a la mierda cuando lograban sacarlo de sus casillas, lo cual era cada vez que se le arrojaban como ahora.

Entre toda la marabunta de fans pudo distinguir un montón de rizados y verdes cabellos, los reconocería donde fuera.

La primera vez que los vió fue hace cinco años, cuando tuvieron su primera presentación en un bar de su localidad, en aquel entonces no se les pasó por la cabeza que llegaron hasta donde están ahora, el chico había estado ahí ese día, Katsuki lo recordaba porque durante toda la presentación no le había quitado la mirada de encima y lo hizo sentir incómodo en cierto punto de la noche.

Durante las siguientes presentaciones había sido lo mismo, el chico siempre lo veía a la distancia, aún ahora el joven no se atrevía a acercarse directamente y si lo hacía era siempre escondido entre la multitud.

Bakugo sintió escalofríos, desde hace unos meses juraba que el chico ya no solo lo seguía a los conciertos y firmas de autógrafos, estaba seguro de haberlo visto rondar en su gimnasio, su departamento e incluso la casa de sus padres cada que los visitaba.

El chico no era un fan sino un acosador.

Se lo dijo a su mánager y al resto de la banda pero todos lo tomaron como exageraciones suyas.

Dispuesto a ponerle fin a esto se abrió paso entre las hormonales adolescentes que lo rodeaban, los empujones y jalones comenzaron, en algún punto algo se rasgó y Katsuki estaba seguro que había sido su playera, no sería la primera vez, por eso aprendió a jamás salir de casa usando sus prendas favoritas, solo una vez cometió ese error.

Se movió en dirección a la verde cabellera, ahora que lo pensaba solo una vez había visto el rostro del chico pero de eso hace cinco años y a la distancia, no tenía idea de cómo era pues en ese entonces solo fue consciente de lo pesado de su mirada.

Al llegar a él lo tomó del brazo para asegurarse de que no escapara, estaba dispuesto a gritarle que dejara de acosarlo cuando vio su rostro.

Piel que se veía extremadamente suave, rosadas mejillas regordetas adornadas con pecas y un par de ojos brillantes como esmeraldas, abiertos a su máxima capacidad por la impresión.

Katsuki olvidó lo que iba a decir, a su mente solo llegó una palabra.

Hermoso.

Lo siguiente que supo fue que el chico tomaba una lado de su ya de por sí rota playera y tiraba con fuerza hasta que un pedazo se desprendió, después corrió como alma que lleva el diablo, se detuvo al otro lado de la calle y se giró.

Katsuki lo miró atentamente, no se perdió ni por un segundo el movimiento del contrario, lo vio llevar el pedazo de tela hacia su rostro, acariciándolo con sus labios, para después sonreír y caminar lejos, perdiéndose entre las calles aledañas.

Una parte del rubio se sintió alarmado por el comportamiento de aquel obsesivo fan, pero otra parte tenía curiosidad de hasta dónde sería capaz de llegar el pequeño pecoso.

Una parte del rubio se sintió alarmado por el comportamiento de aquel obsesivo fan, pero otra parte tenía curiosidad de hasta dónde sería capaz de llegar el pequeño pecoso

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