Colaboración con: WriteYourDreams
______________________________________
La historia le pertenece a este creador.
✓ Permiso para publicar y traducir el fanfic.
✓ La historia no me pertenece, pero si los derechos de traducción.
______________________...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tenía dolor de cabeza por el estrés la tarde siguiente. Bernard estaba constantemente a su lado y le hacía saber que la estaba cortejando. La atención del público a su alrededor no era algo con lo que ella hubiera contado. Y tampoco había contado con el cese de la alianza con las hadas de invierno cuando supieron que su señor había muerto durante el exilio.
Clarion caminaba hacia el otoño, sus alas demasiado tiernas para siquiera levantarlas por la tensión de ayer. Bernard estaba parloteando sobre algo cuando ella miró hacia los árboles de hoja perenne en invierno. Milori estaba escondido entre las ramas, solo sus ojos lo delataban. Parecía molesto cuando Bernard se inclinó y le dio un beso en los labios. "¿Qué pasa, mi reina?" Bernard preguntó con una sonrisa.
Ella lo miró. "Nada."
Cuando miró hacia atrás, Milori se había ido.
Era avanzada la tarde cuando logró pasar a Bernard y llevar a Mountain a la casa de Dewey para no dejar huellas.
Llamó a la puerta y Dewey respondió con una mirada de sorpresa. "Reina Clarion, ¿cómo estás?"
"Hola, Dewey. ¿Está él aquí?"
"Uhhhh... Lo esta, pero no estoy seguro de que ahora sea un buen momento..."
"Por favor."
Abrió más la puerta. Puedes esperar en la trastienda. Yo lo buscaré.
Esperó en la habitación donde había dejado a Milori y pronto escuchó pasos pesados. Ella se giró para verlo entrar como una tormenta.
Cerró la puerta detrás de él con tanta fuerza que las ventanas temblaron. Sus ojos estaban ardiendo. "¡No vuelvas a hacer eso nunca!" él retumbó. Él la señaló enojado, "¡Estuve atrapado en la cama durante doce horas mientras andabas con un lunático!" Se acercó y apoyó las manos contra la pared a cada lado de su cabeza. "El hecho de que puedas tomar polvo de hadas no te da derecho", gruñó.
"De lo contrario, no te habrías mantenido alejado", dijo en voz baja. Su corazón se aceleró al verlo tan enojado... tan sexy con su fuerza bruta alimentada por la ira que sabía que no la lastimaría.
Su pecho se elevó con una respiración profunda, claramente luchando por controlarse. Golpeó la pared de madera con la palma de su mano, haciéndola crujir por la fuerza. "No me socaves, Clarion", gruñó. Sus ojos eran brillantes y feroces.
Ella inclinó la barbilla hacia arriba. "¿Estás tratando de intimidarme? Porque no está funcionando".
Sus ojos se entrecerraron. "Me estoy asegurando de ser muy claro. Se necesita mucho para enojarme, pero pareces ser una experta en eso. Sabes que no te lastimaría", respiró enojado. "¿Por qué en el nombre de Neverland estás de vuelta en invierno?"