Colaboración con: WriteYourDreams
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La historia le pertenece a este creador.
✓ Permiso para publicar y traducir el fanfic.
✓ La historia no me pertenece, pero si los derechos de traducción.
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Clarion salió al porche delantero de la cabaña un poco más tarde, con las mejillas sonrosadas y el pelo suelto. Milori salió tambaleándose detrás de ella, con los ojos todavía vidriosos. Se pasó los dedos por los mechones en un intento de peinarlo. Milori se desplomó contra el poste del porche.
"¿Estás bien?" ella rió.
"Uh huh", dijo aturdido. "Wow. Tienes suerte de que no pueda emparejarme". Se apartó del poste y se acercó al resorte para ayudarla a desenredarse. "Ese masaje que me hiciste en la espalda mientras me besabas no fue justo".
Miró por encima del hombro mientras él deshacía el nudo detrás de ella. "Admítelo, te ayudó en la espalda".
Se encogió de hombros. "Ay." Le alisó el cabello después de quitarle el nudo.
Dándose la vuelta para mirarlo mientras comenzaba a trenzar su cabello sobre su hombro, lo miró de arriba abajo.
"¿Hm?"
Su frente se arrugó. "¿No te estás calentando demasiado? Acabamos de pasar la mayor parte de una media hora en primavera".
Parpadeó, dándose cuenta él mismo.
"¿Te sientes bien?"
"Sí", frunció el ceño confundido y la miró.
Tocó su frente y su pecho para encontrarlo frío, pero no demasiado. "Creo que deberíamos ir a preguntarle a Dewey".
"¿Nosotros?" preguntó con las cejas levantadas.
El de ella también se elevó. "Tengo derecho a venir a ver si te pasa algo".
"Oh, ¿lo haces?" preguntó, ligeramente divertido de que ella fuera la única hada que no tenía miedo de desafiar al Señor del Invierno.
"Sí. Ahora, ya que me has robado toda la mañana de manera tan descortés, exijo que me lleves a casa a buscar mi capa", dijo con altivez con un brillo en los ojos.
Se echó a reír. "Mis disculpas, mi señora", respondió, la risa todavía en su voz. "Pero tenemos deberes que atender hoy".
Ató la enredadera al final de su trenza y suspiró. "No quiero ir".
Él envolvió sus brazos alrededor de ella y apoyó su mejilla sobre su cabeza. "Yo tampoco," susurró.
"Prométeme que si no voy contigo me dirás lo que dice Dewey. La historia completa. Y que irás hoy".
"Voy a." Silbó a su lechuza y notó que Clarion parecía un poco angustiado. "¿Cariño?"
"Estaba pensando en algo que Thomas me dijo hace unos días", dijo a la ligera, alejando esos pensamientos oscuros. Entonces ella agarró su mano para tirar de él. "Corre conmigo a... ¿cómo se llama tu lechuza?"
"Él no tiene uno".
Sus cejas se levantaron y se detuvo en seco en los escalones. "¿Por qué?"
"Tú", dijo con una sonrisa y le tocó la punta de la nariz con el dedo, "haces demasiadas preguntas".