«Me gustaría decir que en ese momento sentí la lluvia en mi piel. La ropa mojada pegada a mi torso. El doloroso silencio de lo que ya no está. Pero no. Solo sentí el vacío».
Entré en la habitación, sintiendo cómo cambiaba el ambiente al cerrar la puerta tras de mí. Seguramente tan solo era mi imaginación, pero la habitación, de repente, olía a futuras promesas y fuertes decisiones. Empezando por la mía, aquí y ahora.
Bakugo se sentó en la cama, mientras farfullaba quejas e improperios indebidos a los que yo no estaba prestando atención. Me quedé unos segundos de pie en la puerta, cogiendo aire, mientras él seguía hablando sin siquiera percatarse de que ni me moví. Eché todo el aire, decidido. Bakugo dejó de hablar y me miró extrañado, mientras yo me acercaba rápidamente hacía él —sin pensarlo mucho, la verdad— con la mirada puesta en sus labios. Puse mis manos en sus hombros rápidamente, tenso, y... Le di un cabezazo.
Le di.
Un puto.
Cabezazo.
Me dolió. Me dolió el golpe, sí, pero más me dolió escuchar cómo mi audacia y valentía se desplomaban en mil pedazos.
Ahí estaba yo, muerto de vergüenza, sentado en el suelo —después del golpe, me senté— con mi mano acariciandome la frente. Lo hacía más para cortar mi campo de visión y no verle que por calmar el dolor. Bakugo estuvo unos segundos en silencio, probablemente pensando que su amigo era gilipollas, después se mofó de mí.
—¿Qué coño ha sido eso? —preguntó entre risas. Al menos, no estaba enfadado ya. Me tapé la cara para que no viera que se me estaban subiendo los colores. Me agarró de las manos, fuerte, y me las separó de la cara—. ¿Soy yo o... Estabas intentando besarme? —preguntó burlón. Negué con la cabeza, pese a que mi mentira era obvia—. No hice la pregunta adecuada, entonces —hizo una pausa, aflojando su agarre y cogiendome la camisa, acercándome más a él—. ¿Estabas intentando besarme... Otra vez?
Le empujé, agobiado. Necesitaba salir de ahí, lo cual era absurdo porque todo lo había propiciado yo.
—No sé de qué hablas —me tumbé en la cama, serio. Quise fingir que nada había pasado. Estaba demasiado nervioso, sentía que la había cagado pero bien.
—Hablo de... —comenzó, despacio y sonriendo, disfrutando del momento—. Ya sabes —negué con la cabeza—. Está bien —se acercó y fue hablando mientras se colocaba encima mío— quizá necesites recordar mediante hechos y no palabras.
Se relamió los labios, suavemente. Joder, ¿desde cuándo la tenía ya empalmada?
Colocó sus manos a cada lado de mi rostro, "empezaste a hacer así", dijo. Después, bajó los codos como hice yo aquel día, dejando muy cerca nuestras caras. "Y ambos terminamos así, aunque yo estaba abajo".
Tragué saliva.
—¿Por qué? —me escuché decir con un hilo de voz. Era una pregunta tonta, y probablemente no era el momento, pero me salió sin más y ahora me tocaba pulirla—. ¿Por qué ahora y no antes? —seguía sin ser una pregunta bien realizada, pero él entendió que me refería al motivo por el cual antes no había mostrado su interés tan abiertamente a mí.
—Mmhh... No quería haber entendido mal las señales y perderte. Quería pensar antes de actuar —me reí—. Sí, a veces pienso antes de actuar —dijo, entornando los ojos.
Al igual que hice yo días atrás, comenzó a acariciarme el pelo. Y, esta vez sin interrupciones, comenzó a besarme.
Al principio, fue un beso inseguro. La situación era nueva para ambos, pero nuestros cuerpos sabían bien qué hacer. Le cogí fuerte de la cintura con una mano y con la otra le agarré del pelo, profundizando nuestro beso. Sentí cómo su lengua jugueteaba con la mía, y cómo inevitablemente moviamos las caderas en un intento desesperado de rozar nuestros miembros. Nos separamos un poco, para coger aire.
Mi respiración estaba agitada.
La suya también.
Nos miramos, y nos cogimos de la mano.
Le sonreí y me devolvió la sonrisa.
***
Era difícil determinar cuánto tiempo había pasado en batalla. Los minutos parecían horas y los segundos eran decisivos.
Me cogía el costado, gravemente herido y sangrando. Pero nada de eso importaba ahora. Hacía veinte años que Bakugo y yo éramos héroes profesionales. Nos habíamos enfrentado a multitud de villanos, pero ninguno como los de hoy.
Deku y compañía seguían enfrentándose al villano. Yo, apenas podía caminar. Pero debía hacerlo. Aquel ataque había sido devastador, pese al refuerzo de mi quirk. Pero no importaba. Necesitaba ir donde aquel acometido le había mandado. Necesitaba verle, saber que estaba bien. Su cuerpo no podía fortalecerse como el mío, y se llevó el segundo ataque para defenderme, al ver lo mal que me dejó el primero.
Llegué donde se encontraba, tembloroso, y con las manos manchadas de mi propia sangre, le toqué.
Mi respiración estaba agitada.
La suya era inexistente.
Le miré, y le cogí de la mano.
Lloré y nadie me consoló.
Me gustaría decir que en ese momento sentí la lluvia en mi piel. La ropa mojada pegada a mi torso. El doloroso silencio de lo que ya no está. Pero no. Solo sentí el vacío.
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[Kiribaku/Bakushima]
FanfictionLlevo un rato pensando una descripción y no se me ocurre nada. Así que... ¿te gusta el kiribaku/bakushima? Lee. ¿No te gusta? No leas. Con esta historia pretendo meterme en la cabecita de Kirishima, y espero de corazón que disfrutéis leyendo. El dib...