30 de abril de 2021, 06:00. Mi cuarto.
Era un viernes de clase como cualquier otro. Era un día soleado y tranquilo. Estaba en mi cama tumbado y con la alarma del móvil sonando. Por aquel entonces iba a primero de bachiller, en la tercera evaluación.
- Hostia, pues sí que funciona ese cuaderno, sí, sí. - pensé al ver la fecha en la pantalla de bloqueo del móvil que tenía por entonces.
La segunda evaluación fue un auténtico desastre. Solo iba a clase y no atendía. Es como estar vivo solo por fuera. Lloraba cada hora en clase y estaba completamente solo en los patios. Acabé suspendiendo la gran mayoría de las asignaturas por culpa de eso. Según mi madre, yo era como un zombie en clase, vaya.
Sin embargo, 5 días antes del momento al que viajé, estaba tranquilamente con el móvil hasta que llegó una notificación de Snapchat al móvil. Sí, usaba Snapchat en 2021, sí. Era de una chica llamada Sandra. Era de Lérida, en Cataluña, aunque ella tenía un año más que yo. Pensaba que la conversación no llegaría muy lejos, como normalmente pasa cuando alguien intenta hacer amigos por Internet. Por algún motivo, nuestra conversación entre ella y yo sí que salió bien y todo porque nos demostrábamos mucha amistad desde el primer momento. Además, no sé qué pasaba y qué eramos ella y yo, pero me encantaba... Era como una chispa amorosa nada más empezar una simple conversación de gente que se conocen por Internet.
Después de estar hablando por Instagram y por WhatsApp y haciendo videollamadas, esa tensión la notaba cada vez más.
- ¿Qué es esto que siento? - pensé. - No sé, pero es increíblemente maravilloso, o sea, me enamora esto que hay entre ella y yo, aunque sea a distancia.
Entonces, llegó lo que no tenía que pasar aquel día... El 30 de abril subí una historia a Instagram con fotos que nos hacíamos por videollamada Sandra y yo y, pocas horas después, mi ex llegó a cagarla completamente. Bueno, en parte también es mi culpa, lo admito.
- ¿Estas fotos te parecen bien para la historia? - recuerdo que le pregunté a Sandra antes de subir las fotos a la historia.
- Chi. - respondió ella.
Esa expresión me llega a la patata cada vez que me lo decía... hasta que llegó a dolerme y darme mucha nostalgia en el futuro. Ya no era por ella, sino en otro tiempo donde el mundo me detestaba aún más... el presente, básicamente. Muchas veces llegué a preguntarme: "¿Cómo murió algo tan mágico?" Claramente, no tengo ni idea de cómo llegó a morir aquello que tuvimos... Llegó la hora en la que "ella" me dio otro de sus disparos al corazón. Y no, no me refiero a Sandra.
- ¿Estás de coña, Alex? O sea, prefieres a alguien que vive a tomar por culo antes que a mí... es eso, ¿no? - me respondió esa chica a la historia que subí aquel 1 de mayo de 2021, . - Lo has subido el día de mi cumpleaños para joderme, ¿verdad?
Aquí es donde tenía que ponerme a la acción para evitar lo que pasó.
- ¿Sabes una cosa? Que te den, yo hice lo suficiente por ti por aquel entonces. No sé qué cojones haces que vas detrás mía cuando ya no somos absolutamente nada. Así que, una vez más, adiós. A ver si me dejas seguir mi vida tranquilamente, joder. - le respondí siendo yo mismo. Al instante, me fui a su perfil y la bloqueé a ella y a todas las cuentas que podría hacer.
- De was también, cabrón. - me dije a mi mismo mentalmente. Me había asegurado de que la bloqueé incluso por WhatsApp y por llamada normal para que no me buscara por ningún sitio.
Ahora sí estaba tranquilo... Bueno, no del todo. Aún tenía que asegurarme que realmente nada se pondría en medio así que me quedé un poco más en esa época haciendo guardia, por así decirlo.
- Sandra, mi amor, - nos llamábamos "bebé", "amor"... antes de aquella tragedia. - ¿que harás hoy?
- Nada interesante, supongo que pintar. Y tú? - me preguntó con ternura.
- Ya sabes, seguir esforzándome para que nada se ponga en medio y estemos juntos, jeje. Bueno, aparte de eso, supongo que jugaré a algo o veré Netflix. Aunque si quieres podemos hacer una videollamada esta tarde. - le respondí con una sonrisa en la boca.
- Vale, por mí bien, bebé. - respondió.
- ¿¿Este cuaderno me acaba de salvar la vida?? - me pregunté a mí mismo.
******
1 de mayo de 2021. 16:00. Mi cuarto.
Había comido pizza de bacon hecha por mi madre. Yo me lo tomé como una celebración por recuperar a Sandra. Habíamos quedado hacer la videollamada ese mismo día sobre las cinco de la tarde. Mientras Sandra se echaba la siesta, me puse a jugar al Fortnite unas partidas. Como soy malo en el juego, perdía todo el rato. Al menos, quedaba en buenos puestos, no de los primeros en morir. Ya había cogido experiencia por aquella época.
Finalmente, el reloj marcaba las cinco en punto y decidí ser yo quien llamara.
- ¡Hola! - dije emocionado.
- ¡Hola, mi niño! - respondió.
- ¿Qué tal la siesta?
- Bien, supongo. Dormí un poco incómoda, pero bueno, aquí estamos.
- Jajaja, te entiendo. Yo estuve jugando al Fortnite un rato.
- ¿Fortnite? ¿Quién juega eso ahora?
- Hay gente que aún juega a día de hoy. Hay muchos bots, sí, pero bueno, es un juego, jaja.
- Ah, bueno, entonces entiendo, jajaja.
- Sí, jajaja. Déjame adivinar, estás pintando.
- Chi. ¿Te enseño el dibujo?
- Sí, porfa.Me enseñó el dibujo y era un dibujo de Nezuko de Kimetsu no Yaiba. Estaba bastante bien desde mi punto de vista.
- ¿¿Nezuko?? Joder, qué bien te queda.
- ¿A que la dibujo bien?
- Sí.
- Jeje. Por cierto, ¿te ayudo con algo de los deberes o algo?
- Ah, sí, porfa, tengo unos ejercicios de mates que me mandaron para el lunes y no sé hacerlos.Le enseñé los ejercicios de mates y me empezó a explicármelos con una pizza pequeña que tenía.
- Y ya está. Gracias, mi niña. - dije.
- De nada - dijo sonriendo.
- Oye, me tengo que ir ya, que mi madre quiere que haga unos recados. Hablamos luego.
- Está bien, cuando puedas avísame. Hasta luego, bebé.
- Hasta luego, mi amor. Te quiero.
- Y yo.Colgué yo. Me quedé pensando unos segundos. Pensé en volver al presente para ver cómo están las cosas, si realmente hice un cambio. Puse la fecha de entonces, 15 de octubre de 2022 a las 16:00. Mi cuarto. Nunca se puede fiar de algo que no has probado nunca.
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El cuaderno del tiempo
Narrativa generaleCumplí los 18 años y uno de los regalos que me hicieron mis padres fue un cuaderno algo extraño, el "Cuaderno del tiempo". Con él descubrí que puedo viajar en el tiempo y decidí arreglar todos mis errores del pasado y descubrir qué había detrás de t...